/ martes 22 de octubre de 2019

JAÁ, formador nueva clase política

Lamento mucho la partida de nuestro querido amigo Jaime Aguilar Álvarez acaecido el pasado martes, arquitecto de profesión y un importante operador político del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Uno de los proyectos más importante que encabezó fue el de crear una nueva clase política para Puebla, de la que surgieron perfiles como Ignacio Mier Velazco, América Soto, Mario Marín, Jorge Estefan, Julio César Bouchot, Fidencio Romero Tobón, Wenceslao Herrera Collac, Jorge Barrón Levet, Juan Carlos Lastiri, Alejandro Armenta, Alejandro Oaxaca, y muchos otros, algunos para bien y otros para mal.

Aguilar Álvarez nació el 4 de agosto de 1938 en Tlaxcala, se desempañó como Diputado de las Legislaturas L, LIII y LXI de la Cámara de Diputados, fue presidente del CDE del PRI en la Ciudad de México (1982-1985) además de haber ocupado distintos cargos en el PRI Nacional y delegado del CEN en el Estado de México, Puebla, Jalisco, Baja California y Morelos.

El fallecimiento del arquitecto Jaime Aguilar Álvarez, ha sido muy sentido en el medio político priísta, donde era ampliamente conocido por haberse desempeñado en Puebla, como uno de los mejores delegados del comité nacional de ese partido. Junto con otros políticos destacados, como don Mario Vargas Saldaña y don Eladio Ramírez, que dejaron huella en Puebla, como delegados nacionales de su partido, son recordados siempre con afecto o sin él, pero reconociendo siempre su capacidad política y su sentido de la equidad.

Aguilar Álvarez fue formador de jóvenes con aspiraciones políticas; dejo también resentimientos entre quienes se quisieron pasar de listos y tuvieron que ser frenados. Era un hombre de carácter, que prestigio a su partido en diversas épocas por la equidad con la que tomaba sus resoluciones en la designación de candidatos. Mi mas sentido pésame a los familiares del maestro, amigo leal, compañero delegado y de la tertulia; siempre había algo que aprenderle, una charla con él no tenía desperdicio. Hasta siempre a quién fue respetado por todas las fuerzas políticas y un gran negociador.

Lamento mucho la partida de nuestro querido amigo Jaime Aguilar Álvarez acaecido el pasado martes, arquitecto de profesión y un importante operador político del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Uno de los proyectos más importante que encabezó fue el de crear una nueva clase política para Puebla, de la que surgieron perfiles como Ignacio Mier Velazco, América Soto, Mario Marín, Jorge Estefan, Julio César Bouchot, Fidencio Romero Tobón, Wenceslao Herrera Collac, Jorge Barrón Levet, Juan Carlos Lastiri, Alejandro Armenta, Alejandro Oaxaca, y muchos otros, algunos para bien y otros para mal.

Aguilar Álvarez nació el 4 de agosto de 1938 en Tlaxcala, se desempañó como Diputado de las Legislaturas L, LIII y LXI de la Cámara de Diputados, fue presidente del CDE del PRI en la Ciudad de México (1982-1985) además de haber ocupado distintos cargos en el PRI Nacional y delegado del CEN en el Estado de México, Puebla, Jalisco, Baja California y Morelos.

El fallecimiento del arquitecto Jaime Aguilar Álvarez, ha sido muy sentido en el medio político priísta, donde era ampliamente conocido por haberse desempeñado en Puebla, como uno de los mejores delegados del comité nacional de ese partido. Junto con otros políticos destacados, como don Mario Vargas Saldaña y don Eladio Ramírez, que dejaron huella en Puebla, como delegados nacionales de su partido, son recordados siempre con afecto o sin él, pero reconociendo siempre su capacidad política y su sentido de la equidad.

Aguilar Álvarez fue formador de jóvenes con aspiraciones políticas; dejo también resentimientos entre quienes se quisieron pasar de listos y tuvieron que ser frenados. Era un hombre de carácter, que prestigio a su partido en diversas épocas por la equidad con la que tomaba sus resoluciones en la designación de candidatos. Mi mas sentido pésame a los familiares del maestro, amigo leal, compañero delegado y de la tertulia; siempre había algo que aprenderle, una charla con él no tenía desperdicio. Hasta siempre a quién fue respetado por todas las fuerzas políticas y un gran negociador.