/ viernes 9 de agosto de 2019

Impotencia ante las injusticias

Un sentimiento de impotencia y un grito ahogado de justicia, es lo que vive una familia a quien arrancaron a un integrante para acusarlo de un delito, y luego por negligencia este murió víctima de los golpes recibidos durante su reclusión.

El hombre identificado como Eder, es un padre de familia, buen esposo, trabajador y hombre apegado a sus seres queridos, así lo describió su esposa durante un diálogo con La Prensa.

Ella y una hermana de éste, denunciaron hace unos días la detención de Eder y dos personas más. Su descripción fue el relato de un abuso desde el principio, cuando lo detuvieron sin una orden de aprehensión como lo marca la ley, así lo describió La Prensa on line en la nota: “Los acusan de ser un comando armado y ni se conocían, uno está al borde de la muerte”.

Aunque la acusación se centró en la forma como se los llevaron y lo que parece una jugada sucia para fincarles un delito, la familia de Eder quería dar a conocer el estado de salud en que se encontraba el muchacho.

Lo tenían en un hospital de Cuautitlán, y por la falta de un documento de la directora del penal de Barrientos, él no podía ser movido a otra clínica.

Acudieron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, presentaron denuncias públicas, pero parece que en el Estado de México esto no sirve, porque nada se hizo para que atendieran a Eder, simplemente lo dejaron en esa cama.

Aún la noche del miércoles hicieron esfuerzos para que Paula Gabriela Valdez Herrera, la directora del Penal de Barrientos, ordenara por escrito el traslado del joven a otra clínica, pero esto no ocurrió.

Ella decía, de palabra, que era un hecho a la familia, pero en la realidad nunca liberó el documento, al contrario envío personal al hospital Vicente Villada de Cuautitlán, porque dijeron temer que la familia tratara de rescatar a Eder.

En tanto, las horas pasaron sin que él tuviera la atención requerida, hasta que llegó la mañana, cuando les avisaron que tenían varios minutos de intentar reanimarlo, toda vez que su corazón se había detenido.

Así llegó a su fin la vida de este hombre, mientras que para la familia continúa el infierno de creer que no hicieron lo necesario o que pudo haber vivido de estar en otro hospital.

Las preguntas son ¿Quedará en la impunidad esta muerte? ¿Quién tuvo la culpa? y sobre todo ¿Es culpable de los delitos que le imputa la fiscalía mexiquense? Una historia que aún tiene mucho que dar, porque una chica y otro muchacho siguen detenidos y sujetos a un proceso por homicidio, según la carpeta de investigación NUC: LER/FHT/054/099897/19/03 NIC:FHT/00/MPI/401/00156/19/03. Otro misterio es ¿Dónde los tuvieron entre el 27 y 30 de mayo?

@Antoniodemarcel

antonio.marcelo@oem.com.mx

Un sentimiento de impotencia y un grito ahogado de justicia, es lo que vive una familia a quien arrancaron a un integrante para acusarlo de un delito, y luego por negligencia este murió víctima de los golpes recibidos durante su reclusión.

El hombre identificado como Eder, es un padre de familia, buen esposo, trabajador y hombre apegado a sus seres queridos, así lo describió su esposa durante un diálogo con La Prensa.

Ella y una hermana de éste, denunciaron hace unos días la detención de Eder y dos personas más. Su descripción fue el relato de un abuso desde el principio, cuando lo detuvieron sin una orden de aprehensión como lo marca la ley, así lo describió La Prensa on line en la nota: “Los acusan de ser un comando armado y ni se conocían, uno está al borde de la muerte”.

Aunque la acusación se centró en la forma como se los llevaron y lo que parece una jugada sucia para fincarles un delito, la familia de Eder quería dar a conocer el estado de salud en que se encontraba el muchacho.

Lo tenían en un hospital de Cuautitlán, y por la falta de un documento de la directora del penal de Barrientos, él no podía ser movido a otra clínica.

Acudieron a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, presentaron denuncias públicas, pero parece que en el Estado de México esto no sirve, porque nada se hizo para que atendieran a Eder, simplemente lo dejaron en esa cama.

Aún la noche del miércoles hicieron esfuerzos para que Paula Gabriela Valdez Herrera, la directora del Penal de Barrientos, ordenara por escrito el traslado del joven a otra clínica, pero esto no ocurrió.

Ella decía, de palabra, que era un hecho a la familia, pero en la realidad nunca liberó el documento, al contrario envío personal al hospital Vicente Villada de Cuautitlán, porque dijeron temer que la familia tratara de rescatar a Eder.

En tanto, las horas pasaron sin que él tuviera la atención requerida, hasta que llegó la mañana, cuando les avisaron que tenían varios minutos de intentar reanimarlo, toda vez que su corazón se había detenido.

Así llegó a su fin la vida de este hombre, mientras que para la familia continúa el infierno de creer que no hicieron lo necesario o que pudo haber vivido de estar en otro hospital.

Las preguntas son ¿Quedará en la impunidad esta muerte? ¿Quién tuvo la culpa? y sobre todo ¿Es culpable de los delitos que le imputa la fiscalía mexiquense? Una historia que aún tiene mucho que dar, porque una chica y otro muchacho siguen detenidos y sujetos a un proceso por homicidio, según la carpeta de investigación NUC: LER/FHT/054/099897/19/03 NIC:FHT/00/MPI/401/00156/19/03. Otro misterio es ¿Dónde los tuvieron entre el 27 y 30 de mayo?

@Antoniodemarcel

antonio.marcelo@oem.com.mx

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