/ jueves 21 de octubre de 2021

¿Habrá reciprocidad?

Fue una propuesta sobre la que en principio no hubo acuerdo. El gobierno mexicano solicitó a su par estadounidense la autorización para que 12 agentes mexicanos puedan operar del otro lado de la frontera y participen en el combate al tráfico de armas, a cambio de otorgar visas a igual número de agentes de la DEA para que operen en México.

La propuesta no salió de última hora, es resultado de los análisis de información que se han realizado de tiempo atrás sobre los mecanismos que utilizan en los estados fronterizos las redes de tráfico de armas que se surten de las armerías en Texas, California y Arizona, donde están los mercados con más demanda de grupos delincuenciales mexicanos.

La solicitud se dio el pasado jueves 7 de octubre durante la primera sesión del Diálogo de Alto Nivel de Seguridad (DANS) entre México y Estados Unidos celebrada en la capital del país. La Cancillería mexicana propuso que 12 agentes de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana realicen labores de campo en los estados fronterizos junto a las agencias responsables de combatir el tráfico de armamento. La petición incluyó la presencia de un oficial mexicano que estaría en Washington actuando como enlace con las secretarías de donde dependen las agencias estadounidenses involucradas en las acciones, de acuerdo a información publicada el pasado fin de semana en la revista Proceso.

No existen antecedentes en el pasado reciente de alguna agencia mexicana de seguridad que haya realizado labores operativas junto a sus pares estadounidenses del otro lado de la frontera. Lo más común que se ha dado son visitas de trabajo, intercambio de información y entrenamiento de oficiales del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y en otro tiempo del desaparecido Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). De aceptarse el requerimiento en los términos en que se planteó, estaríamos ante un hecho inédito en la relación bilateral en materia de seguridad.

Sin embargo la desconfianza hacia los agentes mexicanos de seguridad es añeja y se renueva de manera cíclica. El recelo se da sobre todo por la corrupción sistémica, por el mal uso que podría darse a la información “sensible”, y sobre quienes recelan del nacionalismo y no aceptan las condiciones que imponen los estadounidenses, como el caso de los miembros del Ejército mexicano.

La apuesta del gobierno federal por llevar a agentes mexicanos a territorio estadounidense podría ser de utilidad, en primera instancia serviría para tomar el pulso al compromiso norteamericano por atacar de raíz una de las fuentes que nutre la violencia homicida desatada por las pugnas territoriales de los diferentes grupos delincuenciales que existen en México.

El impasse en que se encuentran las visas para 12 agentes de la DEA, es el último “nudo” tras el “congelamiento” en la cooperación contra el narcotráfico a raíz del caso de la detención hace un año en Estados Unidos del ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos. El DANS es parte del “Entendimiento Bicentenario”, como llamaron ambos países al acuerdo que sustituirá a la Iniciativa Mérida, y tiene un apartado de “reciprocidad” que México por primera vez busca utilizarlo.

@velediaz424

Fue una propuesta sobre la que en principio no hubo acuerdo. El gobierno mexicano solicitó a su par estadounidense la autorización para que 12 agentes mexicanos puedan operar del otro lado de la frontera y participen en el combate al tráfico de armas, a cambio de otorgar visas a igual número de agentes de la DEA para que operen en México.

La propuesta no salió de última hora, es resultado de los análisis de información que se han realizado de tiempo atrás sobre los mecanismos que utilizan en los estados fronterizos las redes de tráfico de armas que se surten de las armerías en Texas, California y Arizona, donde están los mercados con más demanda de grupos delincuenciales mexicanos.

La solicitud se dio el pasado jueves 7 de octubre durante la primera sesión del Diálogo de Alto Nivel de Seguridad (DANS) entre México y Estados Unidos celebrada en la capital del país. La Cancillería mexicana propuso que 12 agentes de la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana realicen labores de campo en los estados fronterizos junto a las agencias responsables de combatir el tráfico de armamento. La petición incluyó la presencia de un oficial mexicano que estaría en Washington actuando como enlace con las secretarías de donde dependen las agencias estadounidenses involucradas en las acciones, de acuerdo a información publicada el pasado fin de semana en la revista Proceso.

No existen antecedentes en el pasado reciente de alguna agencia mexicana de seguridad que haya realizado labores operativas junto a sus pares estadounidenses del otro lado de la frontera. Lo más común que se ha dado son visitas de trabajo, intercambio de información y entrenamiento de oficiales del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, y en otro tiempo del desaparecido Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). De aceptarse el requerimiento en los términos en que se planteó, estaríamos ante un hecho inédito en la relación bilateral en materia de seguridad.

Sin embargo la desconfianza hacia los agentes mexicanos de seguridad es añeja y se renueva de manera cíclica. El recelo se da sobre todo por la corrupción sistémica, por el mal uso que podría darse a la información “sensible”, y sobre quienes recelan del nacionalismo y no aceptan las condiciones que imponen los estadounidenses, como el caso de los miembros del Ejército mexicano.

La apuesta del gobierno federal por llevar a agentes mexicanos a territorio estadounidense podría ser de utilidad, en primera instancia serviría para tomar el pulso al compromiso norteamericano por atacar de raíz una de las fuentes que nutre la violencia homicida desatada por las pugnas territoriales de los diferentes grupos delincuenciales que existen en México.

El impasse en que se encuentran las visas para 12 agentes de la DEA, es el último “nudo” tras el “congelamiento” en la cooperación contra el narcotráfico a raíz del caso de la detención hace un año en Estados Unidos del ex secretario de la Defensa Nacional Salvador Cienfuegos. El DANS es parte del “Entendimiento Bicentenario”, como llamaron ambos países al acuerdo que sustituirá a la Iniciativa Mérida, y tiene un apartado de “reciprocidad” que México por primera vez busca utilizarlo.

@velediaz424