/ miércoles 3 de junio de 2020

GENOCIDIO

Vaya que el mensaje es claro. La humanidad debe cambiar, las personas debemos cambiar, pero para bien, no en sentido contrario. Las imágenes de policías asfixiando, asesinando civiles, son brutales. La supremacía blanca en pleno 2020. Las acusaciones que señalan a una sola persona como responsable de generar toda esta violencia, pero seamos claros, esto no es nuevo, ni se trata de un solo hombre, así sea un Presidente.

Desde hace siglos, décadas, años, meses, días, siempre ha existido esta discriminación, racismo, clasismo, contra los que son de distinto color de piel en Estados Unidos, particularmente afroamericanos y latinos, y últimamente acentuado contra asiáticos.

Solo hay recordar los disturbios en Los Ángeles California, por la brutal golpiza a Rodney King, en 1991. En el 2012, Trayvon Martin, fue también asesinado por un policía en Miami Florida con un disparo en el pecho. Lo de Floyd lamentablemente no es nuevo, ni es ocasionado solo por Trump como piensan algunos. Este odio es de hace siglos, y se sigue permitiendo, disfrazado con juicios “justos” y justificando las razones para haber cometido tales atrocidades.

Pero no hay que ir tan lejos, si aquí en México, cometemos los mismos crímenes, pero multiplicados por miles y avalados por autoridades. Solo un poco de memoria para recordar el holocausto de San Fernando Tamaulipas, donde fueron masacrados 72 centroamericanos en 2010, encontrando otros 193 cuerpos en 2011, según las cifras oficiales, aunque activistas afirman se superó los 500 masacrados. Ningún encarcelado por este genocidio.

Con todo lo que nos está dejando este 2020, es increíble que la humanidad no aprenda de estas dolorosas lecciones, y si bien es cierto que hay mucho de culpabilidad en las autoridades al solapar la impunidad, la responsabilidad, también hay que escribirlo, es de todos.

Metámosle reversa y aprendamos de la humildad de la policía de Miami, quienes de rodillas, pidieron perdón a la ciudadanía por la brutalidad cometida. Por algo se empieza.

Vaya que el mensaje es claro. La humanidad debe cambiar, las personas debemos cambiar, pero para bien, no en sentido contrario. Las imágenes de policías asfixiando, asesinando civiles, son brutales. La supremacía blanca en pleno 2020. Las acusaciones que señalan a una sola persona como responsable de generar toda esta violencia, pero seamos claros, esto no es nuevo, ni se trata de un solo hombre, así sea un Presidente.

Desde hace siglos, décadas, años, meses, días, siempre ha existido esta discriminación, racismo, clasismo, contra los que son de distinto color de piel en Estados Unidos, particularmente afroamericanos y latinos, y últimamente acentuado contra asiáticos.

Solo hay recordar los disturbios en Los Ángeles California, por la brutal golpiza a Rodney King, en 1991. En el 2012, Trayvon Martin, fue también asesinado por un policía en Miami Florida con un disparo en el pecho. Lo de Floyd lamentablemente no es nuevo, ni es ocasionado solo por Trump como piensan algunos. Este odio es de hace siglos, y se sigue permitiendo, disfrazado con juicios “justos” y justificando las razones para haber cometido tales atrocidades.

Pero no hay que ir tan lejos, si aquí en México, cometemos los mismos crímenes, pero multiplicados por miles y avalados por autoridades. Solo un poco de memoria para recordar el holocausto de San Fernando Tamaulipas, donde fueron masacrados 72 centroamericanos en 2010, encontrando otros 193 cuerpos en 2011, según las cifras oficiales, aunque activistas afirman se superó los 500 masacrados. Ningún encarcelado por este genocidio.

Con todo lo que nos está dejando este 2020, es increíble que la humanidad no aprenda de estas dolorosas lecciones, y si bien es cierto que hay mucho de culpabilidad en las autoridades al solapar la impunidad, la responsabilidad, también hay que escribirlo, es de todos.

Metámosle reversa y aprendamos de la humildad de la policía de Miami, quienes de rodillas, pidieron perdón a la ciudadanía por la brutalidad cometida. Por algo se empieza.