/ domingo 8 de agosto de 2021

Ganó la democracia en la Consulta Popular

Más de 6.5 millones de personas hicieron valer su opinión el pasado 1 de agosto votando en la primera Consulta Popular de la historia de México. A pesar de la baja difusión del INE y de la campaña en contra de la oposición, la ciudadanía votó y México se sumó a los países en el mundo donde se realizan este tipo de ejercicios de democracia participativa.

Las redes sociales estuvieron volcadas al seguimiento de la jornada electoral, ya sea para brindar o pedir información o para atacarlo. La Consulta Popular estuvo en boca de millones. Uno de los objetivos de fondo se cumplió, el ejercicio pedagógico. Se estuviera o no de acuerdo la discusión se abrió, marcando un antes y un después en la historia de nuestra democracia.

El pueblo de México nunca antes había sido consultado de manera oficial sobre un tema trascendental. Captar la atención de la ciudadanía es un triunfo para todas y todos aquellos que promovimos la participación. Se sabía que teníamos mucho en contra, desde las condiciones climáticas hasta la reducción de casillas con el pretexto de falta de presupuesto.

Nunca hubo ingenuidad, supimos siempre que alcanzar la meta sería una tarea ardua, pero la batalla se dio: casa por casa, en los medios de comunicación, en redes sociales, con vecinos y familiares. Se fortaleció la organización popular, se hicieron ejercicios de memoria histórica, se movilizaron conciencias y la indignación se hizo presente en todo el país.

Un indicador del éxito de esta Consulta fue la alta participación de pueblos originarios en algunas entidades como Chiapas, Oaxaca y Puebla, los pronunciamientos de zapatistas, de padres y madres de familia de víctimas de la guardería ABC y Ayotzinapa, de Atenco y de diversas organizaciones sociales y sindicatos. Fue por todos ellos y más casos que se emprendió esta campaña. Esto habla de la enorme trascendencia que tuvo este ejercicio, los históricamente oprimidos salieron a votar.

Hablemos con datos duros: en las elecciones del 6 de junio, sin mencionar votos por alianzas, el PAN obtuvo 8.7 millones de votos y el PRI 8.4 millones, una módica diferencia respecto a los votos obtenidos en la Consulta Popular. Ni hablar de partidos como el PRD que obtuvo 1.7 millones o Movimiento Ciudadano con 3.3 millones, porque la diferencia es aplastante. La derecha no tiene la autoridad para decir que la Consulta fue un fracaso.

No cabe duda que ganó la democracia, porque se sentó un precedente para que las consultas sean comunes en México y el poder popular predomine en las decisiones que se toman.

Ya hay rutas de acciones a seguir planteadas por diversos sectores: impulsar una Comisión de la Verdad, conformar un Tribunal Popular y emprender la Campaña Nacional por la Verdad y la Justicia. Todas estas propuestas se complementan, sumémonos. Todavía es la hora del pueblo.

Más de 6.5 millones de personas hicieron valer su opinión el pasado 1 de agosto votando en la primera Consulta Popular de la historia de México. A pesar de la baja difusión del INE y de la campaña en contra de la oposición, la ciudadanía votó y México se sumó a los países en el mundo donde se realizan este tipo de ejercicios de democracia participativa.

Las redes sociales estuvieron volcadas al seguimiento de la jornada electoral, ya sea para brindar o pedir información o para atacarlo. La Consulta Popular estuvo en boca de millones. Uno de los objetivos de fondo se cumplió, el ejercicio pedagógico. Se estuviera o no de acuerdo la discusión se abrió, marcando un antes y un después en la historia de nuestra democracia.

El pueblo de México nunca antes había sido consultado de manera oficial sobre un tema trascendental. Captar la atención de la ciudadanía es un triunfo para todas y todos aquellos que promovimos la participación. Se sabía que teníamos mucho en contra, desde las condiciones climáticas hasta la reducción de casillas con el pretexto de falta de presupuesto.

Nunca hubo ingenuidad, supimos siempre que alcanzar la meta sería una tarea ardua, pero la batalla se dio: casa por casa, en los medios de comunicación, en redes sociales, con vecinos y familiares. Se fortaleció la organización popular, se hicieron ejercicios de memoria histórica, se movilizaron conciencias y la indignación se hizo presente en todo el país.

Un indicador del éxito de esta Consulta fue la alta participación de pueblos originarios en algunas entidades como Chiapas, Oaxaca y Puebla, los pronunciamientos de zapatistas, de padres y madres de familia de víctimas de la guardería ABC y Ayotzinapa, de Atenco y de diversas organizaciones sociales y sindicatos. Fue por todos ellos y más casos que se emprendió esta campaña. Esto habla de la enorme trascendencia que tuvo este ejercicio, los históricamente oprimidos salieron a votar.

Hablemos con datos duros: en las elecciones del 6 de junio, sin mencionar votos por alianzas, el PAN obtuvo 8.7 millones de votos y el PRI 8.4 millones, una módica diferencia respecto a los votos obtenidos en la Consulta Popular. Ni hablar de partidos como el PRD que obtuvo 1.7 millones o Movimiento Ciudadano con 3.3 millones, porque la diferencia es aplastante. La derecha no tiene la autoridad para decir que la Consulta fue un fracaso.

No cabe duda que ganó la democracia, porque se sentó un precedente para que las consultas sean comunes en México y el poder popular predomine en las decisiones que se toman.

Ya hay rutas de acciones a seguir planteadas por diversos sectores: impulsar una Comisión de la Verdad, conformar un Tribunal Popular y emprender la Campaña Nacional por la Verdad y la Justicia. Todas estas propuestas se complementan, sumémonos. Todavía es la hora del pueblo.