/ martes 4 de febrero de 2020

Frente común por los niños ante la delincuencia

Mientras un grupo comunitario en Guerrero prepara a 19 infantes en el uso de las armas para defender a sus pobladores de la delincuencia y la Secretaría de la Defensa Nacional ha capturado a más de 5 mil menores de edad durante operativos contra la crimen organizado, es momento de impulsar acciones desde todos los frentes para impedir a toda costa estas situaciones.

El presidente Andrés Manuel López Obrador de inmediato instruyó a su gabinete a atender este problema y criticó a quienes de forma prepotente armaron a los niños y los exhibieron en videos. Advirtió que no permitirá que el crimen organizado use a los jóvenes, por lo que reiteró que hará todo lo que tenga que hacer para garantizar la seguridad pública.

Estas situaciones son muy desafortunadas, son un llamado de atención, aquí todos somos corresponsables, pues es al interior de la familia es donde se reciben las primeras lecciones de vida.

Más allá que el Estado tiene la obligación de garantizar la educación, la seguridad, la salud y el bienestar de las niñas y niños, y de los jóvenes, es el seno familiar el primer contacto que tienen los infantes para evitar caer en las garras de la delincuencia organizada.

Diversas publicaciones periodísticas destacan la instrucción que reciben los niños por una organización en Guerrero y como el narcotráfico recluta a jóvenes, quienes trabajan ante la falta de oportunidades.

Hace falta trabajar el tejido social, dar oportunidades de empleo a las comunidades y pueblos, donde los padres de familia reciban salarios dignos, así como programas sociales. En materia de seguridad, las autoridades deben cercar, identificar y combatir a los grupos criminales.

Aquí hace falta acciones más firmes. No podemos seguir así, pues está en riesgo el futuro de nuestro país. Ya hay quienes hablan de la generación “desechable” al vivir rápido y morir joven.

La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), calcula que por los menos 30 mil jóvenes han sido reclutados por las organizaciones criminales en los últimos años, ya sea para la venta de droga, piratería, extorsión, redes de corrupción o asesinatos. Empiezan como informantes a la corta edad de 10 años.

No podemos permanecer solo como observadores, hay que empezar desde la casa. Un frente común entre autoridades, organizaciones sociales y familias urge, no más niños y jóvenes apoyando a la delincuencia.

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Mientras un grupo comunitario en Guerrero prepara a 19 infantes en el uso de las armas para defender a sus pobladores de la delincuencia y la Secretaría de la Defensa Nacional ha capturado a más de 5 mil menores de edad durante operativos contra la crimen organizado, es momento de impulsar acciones desde todos los frentes para impedir a toda costa estas situaciones.

El presidente Andrés Manuel López Obrador de inmediato instruyó a su gabinete a atender este problema y criticó a quienes de forma prepotente armaron a los niños y los exhibieron en videos. Advirtió que no permitirá que el crimen organizado use a los jóvenes, por lo que reiteró que hará todo lo que tenga que hacer para garantizar la seguridad pública.

Estas situaciones son muy desafortunadas, son un llamado de atención, aquí todos somos corresponsables, pues es al interior de la familia es donde se reciben las primeras lecciones de vida.

Más allá que el Estado tiene la obligación de garantizar la educación, la seguridad, la salud y el bienestar de las niñas y niños, y de los jóvenes, es el seno familiar el primer contacto que tienen los infantes para evitar caer en las garras de la delincuencia organizada.

Diversas publicaciones periodísticas destacan la instrucción que reciben los niños por una organización en Guerrero y como el narcotráfico recluta a jóvenes, quienes trabajan ante la falta de oportunidades.

Hace falta trabajar el tejido social, dar oportunidades de empleo a las comunidades y pueblos, donde los padres de familia reciban salarios dignos, así como programas sociales. En materia de seguridad, las autoridades deben cercar, identificar y combatir a los grupos criminales.

Aquí hace falta acciones más firmes. No podemos seguir así, pues está en riesgo el futuro de nuestro país. Ya hay quienes hablan de la generación “desechable” al vivir rápido y morir joven.

La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), calcula que por los menos 30 mil jóvenes han sido reclutados por las organizaciones criminales en los últimos años, ya sea para la venta de droga, piratería, extorsión, redes de corrupción o asesinatos. Empiezan como informantes a la corta edad de 10 años.

No podemos permanecer solo como observadores, hay que empezar desde la casa. Un frente común entre autoridades, organizaciones sociales y familias urge, no más niños y jóvenes apoyando a la delincuencia.

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