/ domingo 1 de agosto de 2021

Faltar a las reglas

Esta semana que termina, en la Ciudad de México se llevó a cabo la aplicación de la primera dosis de la vacuna contra Covid-19 en al menos seis alcaldías, en donde se vio un fenómeno inusual, pero además evidenció que los jóvenes de 18-29 años de edad no saben o no quieren seguir las reglas.

La indicación es y ha sido sencilla en todos los rangos de edades a quienes se les ha aplicado la vacuna; acude a tu unidad vacunadora en tu hora y día asignado, tan simple como ver con qué letra inicia tu apellido y a qué hora te van a recibir, esto, claro, para evitar aglomeraciones y llevar un control.

Pero qué ha sucedido, ahora en este rango de edad, el turismo médico dejó al descubierto un fenómeno que va más allá de las vacunas, habla, quizá, de una generación que no tiene como prioridad seguir las reglas, y también de una generación de adultos que no sabe cómo hacerlas cumplir.

Es simple, por alcaldía se llamó a los jóvenes a que recibieran su primera dosis, por nombre y apellido, pero lo primero que hicieron muchos, y esta vez hablamos de miles, fue conseguir un comprobante de domicilio o falsificar uno para hacerse pasar como habitante de esa alcaldía.

La consecuencia, por supuesto, es que quienes de verdad viven en esa alcaldía, no alcancen el biológico que les correspondía, el gobierno ha demostrado que tiene suficientes, por qué atiborrar los centros de vacunación cuando aún no les correspondía… es algo que de verdad preocupa.

Si, está bien que ya todos queremos estar vacunados, que ya esperamos mucho y que necesitamos protección, ¿pero de eso a saltarse las filas?, aquí queda al descubierto que no hay quien quiera o pueda hacer a esta generación cumplir las reglas, quienes con la mano en la cintura las desestiman solo porque no les gusta.

Tan simple que era que no se recibiera en la unidad vacunadora a quien no lleve INE con la que compruebe que vive en la alcaldía, y revisar los casos especiales, pero ahora hay un gran relajo que evidencia que no hay un orden real para la aplicación de las vacunas, pues los centros se excedieron hasta 50 por ciento de lo que tenían destinado.

¿Cuál será la justificación, válida y coherente, de estos jóvenes para brincar las filas? Será que se trató de sacar ventaja nada más, o simplemente de demostrar que para esta generación las reglas no se siguen al gusto y que los adultos no saben aplicarlas.


Esta semana que termina, en la Ciudad de México se llevó a cabo la aplicación de la primera dosis de la vacuna contra Covid-19 en al menos seis alcaldías, en donde se vio un fenómeno inusual, pero además evidenció que los jóvenes de 18-29 años de edad no saben o no quieren seguir las reglas.

La indicación es y ha sido sencilla en todos los rangos de edades a quienes se les ha aplicado la vacuna; acude a tu unidad vacunadora en tu hora y día asignado, tan simple como ver con qué letra inicia tu apellido y a qué hora te van a recibir, esto, claro, para evitar aglomeraciones y llevar un control.

Pero qué ha sucedido, ahora en este rango de edad, el turismo médico dejó al descubierto un fenómeno que va más allá de las vacunas, habla, quizá, de una generación que no tiene como prioridad seguir las reglas, y también de una generación de adultos que no sabe cómo hacerlas cumplir.

Es simple, por alcaldía se llamó a los jóvenes a que recibieran su primera dosis, por nombre y apellido, pero lo primero que hicieron muchos, y esta vez hablamos de miles, fue conseguir un comprobante de domicilio o falsificar uno para hacerse pasar como habitante de esa alcaldía.

La consecuencia, por supuesto, es que quienes de verdad viven en esa alcaldía, no alcancen el biológico que les correspondía, el gobierno ha demostrado que tiene suficientes, por qué atiborrar los centros de vacunación cuando aún no les correspondía… es algo que de verdad preocupa.

Si, está bien que ya todos queremos estar vacunados, que ya esperamos mucho y que necesitamos protección, ¿pero de eso a saltarse las filas?, aquí queda al descubierto que no hay quien quiera o pueda hacer a esta generación cumplir las reglas, quienes con la mano en la cintura las desestiman solo porque no les gusta.

Tan simple que era que no se recibiera en la unidad vacunadora a quien no lleve INE con la que compruebe que vive en la alcaldía, y revisar los casos especiales, pero ahora hay un gran relajo que evidencia que no hay un orden real para la aplicación de las vacunas, pues los centros se excedieron hasta 50 por ciento de lo que tenían destinado.

¿Cuál será la justificación, válida y coherente, de estos jóvenes para brincar las filas? Será que se trató de sacar ventaja nada más, o simplemente de demostrar que para esta generación las reglas no se siguen al gusto y que los adultos no saben aplicarlas.


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