En el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF 2022), el sector salud recibirá un incremento de 131 mil millones de pesos en comparación a lo previsto en 2021, pero más de la mitad de ese monto se destinará al pago de pensiones.
Entre la escasez de recursos, el poco margen de maniobra presupuestal y la política de “austeridad republicana”, todo parece indicar que los mexicanos seguirán esperando el prometido sistema de salud como el Dinamarca, que no se hará realidad el próximo año.
Analistas financieros advierten que el principal problema del Paquete Económico 2022 son los escasos recursos. Pero lejos de priorizar necesidades, el gobierno federal apuesta nuevamente a sus grandes proyectos emblemáticos.
Especialistas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. (CIEP) informan que el presupuesto del sector salud suma 824 mil 181 mdp y representa un incremento de 14.6 % comparado con el aprobado de 2021. El monto propuesto para 2022 es, como porcentaje del PIB, el más alto de la última década y alcanza 2.9 % del PIB, pero se mantiene muy por debajo del promedio de 8.8 como porcentaje del PIB que invierten los países de la OCDE.
Los analistas señalan que este presupuesto se centra en la atención de la pandemia dos años después de su inicio, además de que los recursos vinculados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el rubro “Salud y Bienestar” disminuye como porcentaje del gasto total al pasar de 64.3% en 2021 a 60.1% en el PPEF 2022; de ahí que 6 de los 21 programas presupuestarios vinculados con el ODS presentan recortes por mil 662 millones de pesos.
Si bien es cierto que el presupuesto de medicamentos aumenta, este es resultado de 26 mil 501 mdp más para la adquisición de vacunas de Covid-19. De lo contrario, este presupuesto disminuiría 3.1 %.
Los expertos señalan que el incremento presupuestario propuesto está por debajo del compromiso de 1 punto del PIB y de las estimaciones que apuntan a 3 puntos del PIB adicionales.
Asimismo, advierten que el presupuesto muestra una sostenibilidad cuestionable y financiamiento débil, ya que una parte del financiamiento proviene del FONSABI (Fondo de Salud para el Bienestar), el cual no es una fuente recurrente de recursos y no se plantean cambios que impacten el espacio fiscal disponible para la salud, lo que deja en claro que los mexicanos seguirán esperando el Sistema de Salud de Dinamarca.