/ martes 31 de mayo de 2022

Empresa, motor del desarrollo

México ha logrado mantener un desarrollo y gracias al empuje y compromiso de cientos de empresas y, desde luego, de crecimiento empresarios y de sus trabajadores que, impulsar y arriesgar sus capitales para fundar, fomentar el crecimiento de nuevas empresas, acelerar el crecimiento y económico reducir la pobreza que desafortunadamente se vive en nuestra querida nación. Ello, a pesar de los obstáculos burocráticos como son; la falta de claridad, creación de políticas públicas, actuales y adecuadas para su crecimiento, uso de nuevas tecnologías y programas de apoyo y capacitación, lo que han limitado la expansión, competitividad e incursión de muchas de ellas al concierto global.


De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las pequeñas y medianas empresas generan hasta el 72 por ciento de los empleos totales en nuestro país. Así mismo, podemos considerar que al menos el 45.6 de los empleos son generados por microempresas. Hoy en día las micro, pequeñas y medianas empresas (PYMES ) forman una parte importante de la economía de todos los países, por el rápido crecimiento que han presentado año tras año.


Actualmente, las PYMES representan el 95.8 por ciento de todas las empresas en México, siendo una cifra realmente digan de evaluar por lo que significa para los ingresos del país. Estas empresas normalmente, se caracterizan por tener una cantidad reducida de empleados y de ingresos también, pero la realidad es que se encuentran en cada rincón del país: desde una pequeña cafetería cerca de tu casa hasta supermercados, agencias de viajes, restaurantes y más. Los ingresos que normalmente no se perciben son muy elevados, pero, al unir cada una de ellas, se puede observar el aporte tan significativo que le dan al país en temas de impuestos, tributos y de empleo.


El gran reto que enfrentan las empresas mexicanas para consolidarse como ese motor de crecimiento de nuestra economía, es el cambio que a ritmo vertiginoso se está observando a escala mundial en la forma de hacer negocios. Lo anterior pone en claro la necesidad urgente de un cambio en México, un paradigma que ponga en perspectiva la importancia de la fusión empresario trabajador en su compromiso insoslayable de colaborar en la prosperidad y de nuestra patria. Atacar a la empresa es atacar a millones de mexicanas y mexicanos que trabajan en ellas y recibir los ingresos para sacar adelante a las familias mexicanas. La empresa mexicana es responsabilidad, progreso y generadora de paz social. Atacar a la empresa quien pierde es su gente, el fisco, clientes y proveedores. Es decir, perdemos todos.


México ha logrado mantener un desarrollo y gracias al empuje y compromiso de cientos de empresas y, desde luego, de crecimiento empresarios y de sus trabajadores que, impulsar y arriesgar sus capitales para fundar, fomentar el crecimiento de nuevas empresas, acelerar el crecimiento y económico reducir la pobreza que desafortunadamente se vive en nuestra querida nación. Ello, a pesar de los obstáculos burocráticos como son; la falta de claridad, creación de políticas públicas, actuales y adecuadas para su crecimiento, uso de nuevas tecnologías y programas de apoyo y capacitación, lo que han limitado la expansión, competitividad e incursión de muchas de ellas al concierto global.


De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), las pequeñas y medianas empresas generan hasta el 72 por ciento de los empleos totales en nuestro país. Así mismo, podemos considerar que al menos el 45.6 de los empleos son generados por microempresas. Hoy en día las micro, pequeñas y medianas empresas (PYMES ) forman una parte importante de la economía de todos los países, por el rápido crecimiento que han presentado año tras año.


Actualmente, las PYMES representan el 95.8 por ciento de todas las empresas en México, siendo una cifra realmente digan de evaluar por lo que significa para los ingresos del país. Estas empresas normalmente, se caracterizan por tener una cantidad reducida de empleados y de ingresos también, pero la realidad es que se encuentran en cada rincón del país: desde una pequeña cafetería cerca de tu casa hasta supermercados, agencias de viajes, restaurantes y más. Los ingresos que normalmente no se perciben son muy elevados, pero, al unir cada una de ellas, se puede observar el aporte tan significativo que le dan al país en temas de impuestos, tributos y de empleo.


El gran reto que enfrentan las empresas mexicanas para consolidarse como ese motor de crecimiento de nuestra economía, es el cambio que a ritmo vertiginoso se está observando a escala mundial en la forma de hacer negocios. Lo anterior pone en claro la necesidad urgente de un cambio en México, un paradigma que ponga en perspectiva la importancia de la fusión empresario trabajador en su compromiso insoslayable de colaborar en la prosperidad y de nuestra patria. Atacar a la empresa es atacar a millones de mexicanas y mexicanos que trabajan en ellas y recibir los ingresos para sacar adelante a las familias mexicanas. La empresa mexicana es responsabilidad, progreso y generadora de paz social. Atacar a la empresa quien pierde es su gente, el fisco, clientes y proveedores. Es decir, perdemos todos.