/ domingo 8 de mayo de 2022

Empleos y seguridad social 

De acuerdo con indicadores de ocupación y empleo del INEGI de enero del 2022, la Población Económicamente Activa registrada en México, fue de 57.7 millones de personas, 3.3 millones más a lo registrado en enero del 2021. La Población No Económicamente Activa sumo 41.2 millones de personas, 1.1 millones menos que en enero de 2021.

Durante febrero del 2022, el número de trabajadores registrados ante el IMSS registró un crecimiento anual de 5.0%, el más elevado en 11 años con 20 millones 941 mil, un millón 4 mil 348 más que en el mismo mes del año anterior, destacándose un salario promedio de 14 mil 309 pesos, como el más alto registrado también en muchos años.

De la población ocupada en el país, 38.7 millones de personas, es decir el 68% operan como trabajador subordinado y remunerado; 13 millones (22.9%) trabajan de forma independiente o por su cuenta sin contratar empleados y 2.8 millones son empleadores.

A pesar del aumento del personal registrado a principios de este año, hay 32.2 millones de trabajadores asalariados informales que no se encuentran protegidos por la seguridad social y que no tienen garantizado un ingreso mínimo en caso de perder su empleo, para su retiro o su vejez.

La seguridad social implica ampliar y mejorar la cobertura de servicios a la población, donde la oportuna intervención del estado reduzca la informalidad, la desigualdad y la pobreza, mediante la articulación de medidas de orden fiscal y laboral que genere un impacto positivo en el desarrollo económico y el bienestar social de la gente, al contar con mejores prestaciones y servicios públicos de calidad.

Contar con este beneficio, permite que el trabajador afronte imprevistos, sin quedar en situación de precariedad.

Por ello, se debe aspirar a la existencia de un sistema de seguridad social en donde todos tengan acceso, en el cual se atienda a las personas con dignidad y respecto sin importar sus condiciones sociales. Asimismo, debe brindar protección financiera, evitando el desgaste económico y moral de la familia cuando se presenta una enfermedad.

Desde luego, es un gran reto para la sociedad; donde el acceso a la salud es una cuestión de bienestar individual que al final se vuelve bienestar social al proporcionarle tranquilidad a la población.

Para consolidar el sistema de seguridad social, se requiere que sea único, con cobertura universal, viable en lo financiero, eficiente y con calidad. Además de ser descentralizado y desburocratizado, que incorpore a los trabajadores de la economía informal, estimule la generación de empleos y fomente las necesidades de capacitación-actualización para el trabajo.

Asimismo, que sea un instrumento de cohesión e integración social, así como una herramienta para paliar la pobreza, al permitir el bienestar de los trabajadores, de sus familias y de la sociedad.


Consejero de empresas y consorcios de carácter multinacional, así como Fundador de la asociación civil Dime y Juntos lo Hacemos

Twitter: @EFGANCIRA


De acuerdo con indicadores de ocupación y empleo del INEGI de enero del 2022, la Población Económicamente Activa registrada en México, fue de 57.7 millones de personas, 3.3 millones más a lo registrado en enero del 2021. La Población No Económicamente Activa sumo 41.2 millones de personas, 1.1 millones menos que en enero de 2021.

Durante febrero del 2022, el número de trabajadores registrados ante el IMSS registró un crecimiento anual de 5.0%, el más elevado en 11 años con 20 millones 941 mil, un millón 4 mil 348 más que en el mismo mes del año anterior, destacándose un salario promedio de 14 mil 309 pesos, como el más alto registrado también en muchos años.

De la población ocupada en el país, 38.7 millones de personas, es decir el 68% operan como trabajador subordinado y remunerado; 13 millones (22.9%) trabajan de forma independiente o por su cuenta sin contratar empleados y 2.8 millones son empleadores.

A pesar del aumento del personal registrado a principios de este año, hay 32.2 millones de trabajadores asalariados informales que no se encuentran protegidos por la seguridad social y que no tienen garantizado un ingreso mínimo en caso de perder su empleo, para su retiro o su vejez.

La seguridad social implica ampliar y mejorar la cobertura de servicios a la población, donde la oportuna intervención del estado reduzca la informalidad, la desigualdad y la pobreza, mediante la articulación de medidas de orden fiscal y laboral que genere un impacto positivo en el desarrollo económico y el bienestar social de la gente, al contar con mejores prestaciones y servicios públicos de calidad.

Contar con este beneficio, permite que el trabajador afronte imprevistos, sin quedar en situación de precariedad.

Por ello, se debe aspirar a la existencia de un sistema de seguridad social en donde todos tengan acceso, en el cual se atienda a las personas con dignidad y respecto sin importar sus condiciones sociales. Asimismo, debe brindar protección financiera, evitando el desgaste económico y moral de la familia cuando se presenta una enfermedad.

Desde luego, es un gran reto para la sociedad; donde el acceso a la salud es una cuestión de bienestar individual que al final se vuelve bienestar social al proporcionarle tranquilidad a la población.

Para consolidar el sistema de seguridad social, se requiere que sea único, con cobertura universal, viable en lo financiero, eficiente y con calidad. Además de ser descentralizado y desburocratizado, que incorpore a los trabajadores de la economía informal, estimule la generación de empleos y fomente las necesidades de capacitación-actualización para el trabajo.

Asimismo, que sea un instrumento de cohesión e integración social, así como una herramienta para paliar la pobreza, al permitir el bienestar de los trabajadores, de sus familias y de la sociedad.


Consejero de empresas y consorcios de carácter multinacional, así como Fundador de la asociación civil Dime y Juntos lo Hacemos

Twitter: @EFGANCIRA