/ martes 25 de junio de 2019

El PRI que hundió a México.

El arribo de MORENA (Movimiento Regeneración Nacional) encabezado por Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, no tuvo otra lectura más que la del hartazgo social a un PRI decadente y a la creciente corrupción, la impunidad y prepotencia con que muchos políticos y servidores públicos actúan en nuestro país. Durante su carrera por el poder se le ha adjudicado actos vandálicos, incendios de lugares públicos, destrucción en algunos municipios, saqueos y robos, nada de esto detuvo la admiración de la izquierda latinoamericana, siempre sedienta de anarquía, de desorden, no sorprende que muchos intelectuales en el país azteca, apoyaron en su momento a este movimiento que “abogaba por los pobres”, la causa por las que ahora también gobierna AMLO, algo que busco desde hace 20 años, sin descanso, incluso algunos señalan que su actuar es enfermizo, un pésimo orador, que en sus discursos siempre repite lo mismo “corrupción”, “hay que luchar contra la corrupción”, y paradójicamente el partido que fundó en 2011, está plagado de corruptos.

Con la llegada del priista Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república (2012-2018), los mexicanos de buena fe dimos nuestro voto de confianza a la posibilidad de un cambio interno; tanto para el Partido Revolucionario Institucional, así como, para todos los habitantes de nuestra querida nación. Durante los dos primeros años de su gestión todo indicaba que así sería con las Reformas que propuso, pero lamentablemente todo se cayó a partir de la intromisión de la Casa Blanca.

La intempestiva salida del doctor José Narro Robles de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un motivo más de preocupación para quienes luchan por enderezar el barco tras el naufragio del año pasado, amén de que exhibe una supuesta intervención del gobierno en dicho proceso. También se puede observar una división interna dentro del priismo por la falta de transparencia e inclusión ya que siempre son los mismo, el PRI de siempre, el de unos cuantos, el que hundió a México. Esto solo evidencia la falta de unidad de quienes escucharon el grito de: “¡Sálvese el que pueda!” y entendieron que se trataba de iniciar una desbandada rompe un valor fundamental de la organización priista que es su regla de oro: la disciplina. Gracias por dejar al país en manos de la 4ta. Transformación, por ser el PRI de la oposición de terciopelo…que vergüenza.

El arribo de MORENA (Movimiento Regeneración Nacional) encabezado por Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, no tuvo otra lectura más que la del hartazgo social a un PRI decadente y a la creciente corrupción, la impunidad y prepotencia con que muchos políticos y servidores públicos actúan en nuestro país. Durante su carrera por el poder se le ha adjudicado actos vandálicos, incendios de lugares públicos, destrucción en algunos municipios, saqueos y robos, nada de esto detuvo la admiración de la izquierda latinoamericana, siempre sedienta de anarquía, de desorden, no sorprende que muchos intelectuales en el país azteca, apoyaron en su momento a este movimiento que “abogaba por los pobres”, la causa por las que ahora también gobierna AMLO, algo que busco desde hace 20 años, sin descanso, incluso algunos señalan que su actuar es enfermizo, un pésimo orador, que en sus discursos siempre repite lo mismo “corrupción”, “hay que luchar contra la corrupción”, y paradójicamente el partido que fundó en 2011, está plagado de corruptos.

Con la llegada del priista Enrique Peña Nieto a la presidencia de la república (2012-2018), los mexicanos de buena fe dimos nuestro voto de confianza a la posibilidad de un cambio interno; tanto para el Partido Revolucionario Institucional, así como, para todos los habitantes de nuestra querida nación. Durante los dos primeros años de su gestión todo indicaba que así sería con las Reformas que propuso, pero lamentablemente todo se cayó a partir de la intromisión de la Casa Blanca.

La intempestiva salida del doctor José Narro Robles de las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un motivo más de preocupación para quienes luchan por enderezar el barco tras el naufragio del año pasado, amén de que exhibe una supuesta intervención del gobierno en dicho proceso. También se puede observar una división interna dentro del priismo por la falta de transparencia e inclusión ya que siempre son los mismo, el PRI de siempre, el de unos cuantos, el que hundió a México. Esto solo evidencia la falta de unidad de quienes escucharon el grito de: “¡Sálvese el que pueda!” y entendieron que se trataba de iniciar una desbandada rompe un valor fundamental de la organización priista que es su regla de oro: la disciplina. Gracias por dejar al país en manos de la 4ta. Transformación, por ser el PRI de la oposición de terciopelo…que vergüenza.