/ jueves 28 de noviembre de 2019

El país estuvo en recesión y hoy, en estancamiento …y, ¿a mí qué?

Qué no le digan, que no le cuenten, a la economía del país no le está yendo muy bien que digamos. Y aquí le explico porqué y qué debe hacer para que no le impacte en su bolsillo.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), quien se encarga de medir cómo vamos económicamente. Reveló esta semana que desde octubre de 2018 y hasta junio de este año, la economía del país cayó 0.3 por ciento. Es decir: de octubre a diciembre cayó 0.1 por ciento, de enero a marzo cayó 0.1 por ciento y de abril a junio, otro 0.1 por ciento.

A este fenómeno se le llama recesión técnica. Y quiere decir que el país en lugar de avanzar, retrocede. Retrocede porque no hay inversión y si no hay inversión no se generan empleos y aumenta la delincuencia y la inseguridad. Fenómenos que – usted no me va a dejar mentir- en el último año se han potencializado.

Pero esto no lo es todo. El mismo Inegi dijo que de julio a septiembre la economía se estancó. Es decir: dejó de crecer…pero tampoco cayó. De cualquier manera estancada no nos sirve tampoco de nada, porque lo que sucederá es que las personas dudarán en adquirir créditos a largo plazo, en hacer compras duraderas como electrodomésticos o lo que tenga que ver con su patrimonio como endeudarse con una casa o con un auto, porque no saben si contarán con una fuente de empleo a largo plazo que les permita pagar lo que han adquirido.

No hay motivos suficientes todavía para alarmarse… Pero, ¿qué nos queda por hacer a nosotros como ciudadanos para no resentir estos vaivenes económicos?

Antes que nada, asegurarse de que su principal fuente de ingreso no vaya a fallarle. Si todo va bien en su trabajo, no se confíe, sígale echando muchas ganas, siempre sea productivo y proactivo. Que sus jefes sientan que deshacerse de usted, en un momento de crisis, es una opción que nunca tomarían. Vuélvase indispensable.

Si tiene oportunidad busque una segunda fuente de ingreso, puede comenzar haciendo venta por catálogo, cocinando pasteles y postres y vendiéndolos, sacándole provecho a sus habilidades como hacer y vender manualidades, dando cursos o clases particulares. El chiste es no depender solo de un trabajo para obtener recursos.

Y por el otro lado: administrarse mejor. Dejar de gastar en cosas innecesarias, no comprar por impulso, matar los gastos hormiga (aquellos que son tan pequeñitos que no los ves como la coca cola de todos los días) y eliminar los gastos fantasma (los que te cobran y ni siquiera te has dado cuenta de que existen como la mensualidad del gimnasio al que juraste ir).

El consejo de oro siempre será el ahorro. De lo que hoy recibas, guarda un poco, unos 100 o 500 pesitos mensuales, nunca está demás cuándo se puedan ocupar. Este ahorro divídelo en dos: una parte quédatela a la mano en casa o en una cuenta donde lo puedas sacar inmediatamente que lo necesites y la otra mitad métela en una cuenta formal de ahorro. Investiga si en algún banco de tu confianza puedes abrir una cuenta que te genere intereses. Por favor no lo ahorres en una tanda o en una caja de ahorro vecinal, porque tu dinero estará en manos de una persona que no sabes si va a hacer buen o mal uso de tu dinero.

No nos queda más que confiar en que el presidente Andrés Manuel López Obrador enderece el rumbo del timón de la economía. A todos nos toca remar para que este barco, que es México, no se hunda.

@Lady_Varo

Ladyvaro.fp@gmail.com

Qué no le digan, que no le cuenten, a la economía del país no le está yendo muy bien que digamos. Y aquí le explico porqué y qué debe hacer para que no le impacte en su bolsillo.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), quien se encarga de medir cómo vamos económicamente. Reveló esta semana que desde octubre de 2018 y hasta junio de este año, la economía del país cayó 0.3 por ciento. Es decir: de octubre a diciembre cayó 0.1 por ciento, de enero a marzo cayó 0.1 por ciento y de abril a junio, otro 0.1 por ciento.

A este fenómeno se le llama recesión técnica. Y quiere decir que el país en lugar de avanzar, retrocede. Retrocede porque no hay inversión y si no hay inversión no se generan empleos y aumenta la delincuencia y la inseguridad. Fenómenos que – usted no me va a dejar mentir- en el último año se han potencializado.

Pero esto no lo es todo. El mismo Inegi dijo que de julio a septiembre la economía se estancó. Es decir: dejó de crecer…pero tampoco cayó. De cualquier manera estancada no nos sirve tampoco de nada, porque lo que sucederá es que las personas dudarán en adquirir créditos a largo plazo, en hacer compras duraderas como electrodomésticos o lo que tenga que ver con su patrimonio como endeudarse con una casa o con un auto, porque no saben si contarán con una fuente de empleo a largo plazo que les permita pagar lo que han adquirido.

No hay motivos suficientes todavía para alarmarse… Pero, ¿qué nos queda por hacer a nosotros como ciudadanos para no resentir estos vaivenes económicos?

Antes que nada, asegurarse de que su principal fuente de ingreso no vaya a fallarle. Si todo va bien en su trabajo, no se confíe, sígale echando muchas ganas, siempre sea productivo y proactivo. Que sus jefes sientan que deshacerse de usted, en un momento de crisis, es una opción que nunca tomarían. Vuélvase indispensable.

Si tiene oportunidad busque una segunda fuente de ingreso, puede comenzar haciendo venta por catálogo, cocinando pasteles y postres y vendiéndolos, sacándole provecho a sus habilidades como hacer y vender manualidades, dando cursos o clases particulares. El chiste es no depender solo de un trabajo para obtener recursos.

Y por el otro lado: administrarse mejor. Dejar de gastar en cosas innecesarias, no comprar por impulso, matar los gastos hormiga (aquellos que son tan pequeñitos que no los ves como la coca cola de todos los días) y eliminar los gastos fantasma (los que te cobran y ni siquiera te has dado cuenta de que existen como la mensualidad del gimnasio al que juraste ir).

El consejo de oro siempre será el ahorro. De lo que hoy recibas, guarda un poco, unos 100 o 500 pesitos mensuales, nunca está demás cuándo se puedan ocupar. Este ahorro divídelo en dos: una parte quédatela a la mano en casa o en una cuenta donde lo puedas sacar inmediatamente que lo necesites y la otra mitad métela en una cuenta formal de ahorro. Investiga si en algún banco de tu confianza puedes abrir una cuenta que te genere intereses. Por favor no lo ahorres en una tanda o en una caja de ahorro vecinal, porque tu dinero estará en manos de una persona que no sabes si va a hacer buen o mal uso de tu dinero.

No nos queda más que confiar en que el presidente Andrés Manuel López Obrador enderece el rumbo del timón de la economía. A todos nos toca remar para que este barco, que es México, no se hunda.

@Lady_Varo

Ladyvaro.fp@gmail.com

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