/ martes 11 de febrero de 2020

El embarazo a temprana edad, un tema prioritario

Uno de los mayores problemas de salud pública y que requiere un seguimiento constante y acciones contundentes es el embarazo en niñas y adolescentes.

Desde el 2005, México ocupa los primeros lugares entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al registrar nacimientos en adolescentes -65.8 de cada 1000-, le sigue Estados Unidos con 49.8 de cada 1000 y Turquía con 39.7 por cada 1000.

Hay estudios que muestran que la situación es preocupante, pues no depende nivel económico ni condiciones para que suceda embarazos en niñas y adolescentes. Lo que si pasa es que sus hijos tienen mayor probabilidad de tener bajo peso al nacer, mortalidad infantil, menores niveles de apoyo emocional y estimulación cognitiva, así problemas conductuales que muchas veces terminan en delitos y deserción escolar.

Hace unos días tomó protesta como titular del Consejo Nacional de Población (Conapo), Gabriela Rodríguez, quien comentó que los principales retos en materia de población en el país es el embarazo a edades tempranas. Sin duda, es un tema que requiere toda nuestra atención y me parece un acierto dirigir esfuerzos para hacer frente a esta problemática.

No solo se necesitan políticas públicas, ya que existen estudios, diagnósticos y hasta una Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, sino acciones contundentes. Esta administración tiene la gran oportunidad de marcar la diferencia, de demostrar que con una buena coordinación insterinstitucional y unificación de criterios programáticos se puede lograr un cambio.

Se requiere fortalecer la educación integral en materia de sexualidad, que las escuelas hablen más de salud, derechos humanos, equidad de género, así como de salud sexual y reproductiva; mayor capacitación a los maestros y padres de familia. Trabajar para evitar el matrimonio forzado, la violencia sexual y una mayor información sobre los métodos anticonceptivos.

No podemos dejar que esta situación vaya en aumento. El embarazo en adolescentes se está agravando en muchos países y México no es la excepción. Tenemos que trabajar más en este tema.

--00--

Uno de los mayores problemas de salud pública y que requiere un seguimiento constante y acciones contundentes es el embarazo en niñas y adolescentes.

Desde el 2005, México ocupa los primeros lugares entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al registrar nacimientos en adolescentes -65.8 de cada 1000-, le sigue Estados Unidos con 49.8 de cada 1000 y Turquía con 39.7 por cada 1000.

Hay estudios que muestran que la situación es preocupante, pues no depende nivel económico ni condiciones para que suceda embarazos en niñas y adolescentes. Lo que si pasa es que sus hijos tienen mayor probabilidad de tener bajo peso al nacer, mortalidad infantil, menores niveles de apoyo emocional y estimulación cognitiva, así problemas conductuales que muchas veces terminan en delitos y deserción escolar.

Hace unos días tomó protesta como titular del Consejo Nacional de Población (Conapo), Gabriela Rodríguez, quien comentó que los principales retos en materia de población en el país es el embarazo a edades tempranas. Sin duda, es un tema que requiere toda nuestra atención y me parece un acierto dirigir esfuerzos para hacer frente a esta problemática.

No solo se necesitan políticas públicas, ya que existen estudios, diagnósticos y hasta una Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, sino acciones contundentes. Esta administración tiene la gran oportunidad de marcar la diferencia, de demostrar que con una buena coordinación insterinstitucional y unificación de criterios programáticos se puede lograr un cambio.

Se requiere fortalecer la educación integral en materia de sexualidad, que las escuelas hablen más de salud, derechos humanos, equidad de género, así como de salud sexual y reproductiva; mayor capacitación a los maestros y padres de familia. Trabajar para evitar el matrimonio forzado, la violencia sexual y una mayor información sobre los métodos anticonceptivos.

No podemos dejar que esta situación vaya en aumento. El embarazo en adolescentes se está agravando en muchos países y México no es la excepción. Tenemos que trabajar más en este tema.

--00--