La fuerza de la naturaleza ha demostrado que quienes habitamos la tierra le hemos hecho mucho daño y su forma de demostrarlo es con los fenómenos naturales, las lluvias torrenciales que azotaron está semana en diversas partes del país han dejado una estela de destrucción y dolor en zonas como Ecatepec y el Estado de Hidalgo.
En Tula, el agua del río subió en cuestión de minutos, los pobladores, principalmente de la zona centro, intentaron ponerse a salvó, pero no tuvieron mucho tiempo, no fueron alertados debidamente, no fueron avisados del riesgo. Ellos mismos cuentan que por parte del gobierno municipal únicamente les dijeron que tuvieran cuidado porque "andaba crecido el río".
Vaya irresponsabilidad decirles eso tan a la ligera, pues de haber sabido, se hubieran preparado, como muchas otras veces lo han hecho, porque eso sí, experiencia tienen, lo que no tuvieron fue tiempo. Si les hubieran alertado sobre el riesgo tan alto, las pérdidas quizá hubieran Sido menores.
No había mucho que hacer ante los dos metros y medio de agua que inundó las calles del centro de Tula, destruyendo negocios, viviendas y el patrimonio que costó años y hasta generaciones forjar, pero si había situaciones que se pudieron haber Evitado, dicen que falló el sistema de alertamiento temprano del IMSS, pero una carrerita hubiera salvado 17 vidas.
Y es que de la presidencia municipal al Hospital General de Zona número 5 no ha de ser ni un kilómetro de distancia, cualquier funcionario de cualquier nivel pudo correr a avisar sobre el peligro para que tomaran medidas, para que pudieran ayuda, pero ni siquiera, lo cual pone en duda de que el gobierno local haya estado siquiera al pendiente del nivel del río y las condiciones climatológicas.
El hecho es que el agua alcanzó en minutos los 250 centímetros de alto, no hubo nada a su paso que se salvara, lo mismo arrasó con negocios que con las viviendas de familias enteras que hoy, a cinco días del desastre, han sobrevivido más por la ayuda de vecinos, amigos y familiares que por las acciones de los tres órdenes de gobierno.
Las pérdidas son incalculables, y si bien el ejército, marina y la guardia nacional han trabajado largas jornadas en favor de la población afectada, las necesidades han rebasado la ayuda, hacen falta muchas cosas, despensa, comida, artículos de limpieza, lo que no ha faltado es la valentía del pueblo para salir adelante.
Es en las calles de Tula y otros municipios afectados dónde los habitantes, que resultaron afectados y no, por igual se unen con el fin de sacar adelante a su gente, desde quienes desinteresadamente ayudan a la limpieza o quienes se organizan para entregar apoyos, una vez más la tragedia volvió a unir al pueblo para hacer frente a las adversidades.