/ miércoles 12 de junio de 2019

El dolor de Norberto

Poder Ciudadano

Personalmente creo que Claudia Sheinbaum es honesta, y que la Procuradora de la Ciudad deMéxico, Ernestina Godoy, muestra buena voluntad para resolver resabios del pasado. Sin embargo, no solo con honestidad y voluntarismo se resuelve la muy grave crisis de inseguridad que vivimos en la actualidad.

El dolor de Norberto, el que viven sus familiares, sus amistades, y sus compañeros de la Universidad del Pedregal, es el mismo dolor e indignación que vivimos miles de ciudadanos que hemos sido víctimas directa o indirectamente de la delincuencia en los últimos años.

Terrible cuando el hampa cobra la vida de inocentes. Tres casos en particular recuerdo en este momento, al sur de la Ciudad. Aquel niño, Bruno, de 5 años encontrado de madrugada por rumbos de Perisur, cuya madre, al igual que Norberto, fue secuestrada y asesinada; hace un par de semanas las redes sociales reportaban la desaparición en Miguel Ángel de Quevedo y Universidad de Graciela, quien también nos enteramos había sido secuestrada y trágicamente asesinada.

Jesús Orta ha declarado que pasarán por lo menos 6 meses para recomponer esta crisis.Para nadie es un secreto las denuncias de corrupción que imperan en la policía y en la Procuraduría, que ha sido arrastrada por años, quizás por décadas.

El compromiso de Sheinbaum, en campaña y en su toma de protesta donde prestó juramento, fue regresarnos la tranquilidad que nos arrebató la administración de Mancera, y acabar con la corrupción. Sin embargo, lo único que hemos recibido son largas, y pretextos.

No se trata de un ataque de la derecha o de lucrar con la tragedia, como tuiteara el Diputado Mario Delgado. Esto es mucho más grave, saber de qué cobardes crímenes más tendremos que ser testigos, para recuperar nuestra tranquilidad.

Si el asesinato de Norberto ayuda a limpiar la casa, la Jefa de Gobierno debe agarrar el toro por los cuernos, y eliminar la criminal corrupción que impera en las policías y la procuración de justicia. No puede ser que nos preocupemos más de la policía, que de los delincuentes.

Poder Ciudadano

Personalmente creo que Claudia Sheinbaum es honesta, y que la Procuradora de la Ciudad deMéxico, Ernestina Godoy, muestra buena voluntad para resolver resabios del pasado. Sin embargo, no solo con honestidad y voluntarismo se resuelve la muy grave crisis de inseguridad que vivimos en la actualidad.

El dolor de Norberto, el que viven sus familiares, sus amistades, y sus compañeros de la Universidad del Pedregal, es el mismo dolor e indignación que vivimos miles de ciudadanos que hemos sido víctimas directa o indirectamente de la delincuencia en los últimos años.

Terrible cuando el hampa cobra la vida de inocentes. Tres casos en particular recuerdo en este momento, al sur de la Ciudad. Aquel niño, Bruno, de 5 años encontrado de madrugada por rumbos de Perisur, cuya madre, al igual que Norberto, fue secuestrada y asesinada; hace un par de semanas las redes sociales reportaban la desaparición en Miguel Ángel de Quevedo y Universidad de Graciela, quien también nos enteramos había sido secuestrada y trágicamente asesinada.

Jesús Orta ha declarado que pasarán por lo menos 6 meses para recomponer esta crisis.Para nadie es un secreto las denuncias de corrupción que imperan en la policía y en la Procuraduría, que ha sido arrastrada por años, quizás por décadas.

El compromiso de Sheinbaum, en campaña y en su toma de protesta donde prestó juramento, fue regresarnos la tranquilidad que nos arrebató la administración de Mancera, y acabar con la corrupción. Sin embargo, lo único que hemos recibido son largas, y pretextos.

No se trata de un ataque de la derecha o de lucrar con la tragedia, como tuiteara el Diputado Mario Delgado. Esto es mucho más grave, saber de qué cobardes crímenes más tendremos que ser testigos, para recuperar nuestra tranquilidad.

Si el asesinato de Norberto ayuda a limpiar la casa, la Jefa de Gobierno debe agarrar el toro por los cuernos, y eliminar la criminal corrupción que impera en las policías y la procuración de justicia. No puede ser que nos preocupemos más de la policía, que de los delincuentes.