/ domingo 21 de noviembre de 2021

El debate sobre la energía nuclear ¿cambio climático o economía?

La carrera por la energía nuclear comenzó en el S.XIX cuando Becquerel descubre la radioactividad en las ventas de uranio, y es en la década de 1930 cuando a través del Proyecto Manhattan comienza a experimentar con este mineral para construir bombas nucleares; terminando en los conocidos horrores de Hiroshima y Nagasaki.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, y siendo que esa elevadísima capacidad de generación de energía podía ser también utilizada para otros fines, en 1954 se inauguró la primera central nuclear para producir energía eléctrica en la Unión Soviética y en 1957 se crea el Organismo Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas. Desde ese entonces ha habido dos accidentes asociados a la generación de energía nuclear: Chernobyl en 1986 y Fukushima en 2011.

Para 2020 operaban 443 reactores en 35 países produciendo alrededor del 10% de la electricidad mundial. Son dos las razones principales para el aumento en la utilización de energía nuclear en los últimos años, a pesar de los riesgos que ello conlleva: la primera es técnica, relacionada con la confiabilidad, eficiencia y estabilidad de la electricidad que se genera; y la segunda está relacionada con el reciente interés global de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, pues la electricidad que se produce a través de la energía nuclear es totalmente limpia en su generación, y sus emisiones están vinculadas exclusivamente a la huella de carbono que dejan tanto los procesos de extracción de uranio como los derivados de la producción de las elevadas cantidades de concreto que se requieren para la construcción de las centrales.

Actualmente Estados Unidos es el mayor productor de energía nuclear del mundo con 93 reactores y tiene 2 en construcción. China tiene 50 reactores en operación, y con el objetivo de sustituir paulatinamente sus centrales de carbón tiene 18 más en construcción. Rusia tiene 38 reactores operando y 2 en construcción en su país, más otros 20 en proyecto de construcción en otros países. México tiene 2 en Laguna Verde, con los que se genera el 4% de la electricidad que consumimos.

Casi un tercio de la energía consumida en Europa es de origen nuclear, donde operan 107 reactores: Francia tiene 16 reactores más que China con los que produce el 70% de su energía y es el mayor exportador de electricidad del mundo; seguido por Eslovaquia y Ucrania con el 54% de su energía proveniente de la fisión nuclear. Mientras tanto Alemania ha detenido 30 de sus reactores para quedarse únicamente con 6 en operación actualmente, que equivalen al 10% de su demanda energética.

Utilizando el foro de la COP26, Alemania presentó una declaración en contra de que Europa considere a la energía atómica como “energía verde”, lo que ha enfrentado como era de esperarse a los países europeos. Pero la historia no empieza en Glasgow sino en que Bruselas está estudiando incluir en esa misma clasificación al gas natural, que es un combustible fósil que emite menos gases invernadero que el petróleo o el carbón, pero evidentemente más que la energía nuclear: Alemania quiere que entre el gas natural pero no la energía nuclear, y Francia viceversa.

¿Por qué actúa Alemania en contra de la tendencia mundial? Bueno, recordemos que la energía siempre es geopolítica, y recientemente entró en operación el nuevo gasoducto Nord Stream 2 con el que Alemania obtendrá de Rusia todo el gas natural necesario para cubrir su demanda energética y con el que pretende también cubrir la de gran parte de Europa, para lo que necesita que dicho combustible sea declarado “energía verde” y no la energía nuclear; con los elevadísimos réditos que esto le traería al país germano al quitarle a los galos el primer lugar mundial como exportadores de electricidad.

Pero para que eso suceda hay que convencer a la población europea, por lo que sirviéndose de la manipulación ambientalista tan en boga últimamente, el Gobierno Alemán utiliza a su fact-checker oficial DW verifica para “informar” que la energía nuclear es altamente contaminante, utilizando el grandioso argumento de que la energía nuclear no solamente deja una huella de carbono por la extracción de uranio y la construcción de las centrales, sino también por su desmantelamiento…

Así que yo le recomiendo estimado lector, que la próxima vez que le hablen de “energías verdes” no piense en cambio climático, mejor piense en economía.


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves


La carrera por la energía nuclear comenzó en el S.XIX cuando Becquerel descubre la radioactividad en las ventas de uranio, y es en la década de 1930 cuando a través del Proyecto Manhattan comienza a experimentar con este mineral para construir bombas nucleares; terminando en los conocidos horrores de Hiroshima y Nagasaki.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, y siendo que esa elevadísima capacidad de generación de energía podía ser también utilizada para otros fines, en 1954 se inauguró la primera central nuclear para producir energía eléctrica en la Unión Soviética y en 1957 se crea el Organismo Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas. Desde ese entonces ha habido dos accidentes asociados a la generación de energía nuclear: Chernobyl en 1986 y Fukushima en 2011.

Para 2020 operaban 443 reactores en 35 países produciendo alrededor del 10% de la electricidad mundial. Son dos las razones principales para el aumento en la utilización de energía nuclear en los últimos años, a pesar de los riesgos que ello conlleva: la primera es técnica, relacionada con la confiabilidad, eficiencia y estabilidad de la electricidad que se genera; y la segunda está relacionada con el reciente interés global de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, pues la electricidad que se produce a través de la energía nuclear es totalmente limpia en su generación, y sus emisiones están vinculadas exclusivamente a la huella de carbono que dejan tanto los procesos de extracción de uranio como los derivados de la producción de las elevadas cantidades de concreto que se requieren para la construcción de las centrales.

Actualmente Estados Unidos es el mayor productor de energía nuclear del mundo con 93 reactores y tiene 2 en construcción. China tiene 50 reactores en operación, y con el objetivo de sustituir paulatinamente sus centrales de carbón tiene 18 más en construcción. Rusia tiene 38 reactores operando y 2 en construcción en su país, más otros 20 en proyecto de construcción en otros países. México tiene 2 en Laguna Verde, con los que se genera el 4% de la electricidad que consumimos.

Casi un tercio de la energía consumida en Europa es de origen nuclear, donde operan 107 reactores: Francia tiene 16 reactores más que China con los que produce el 70% de su energía y es el mayor exportador de electricidad del mundo; seguido por Eslovaquia y Ucrania con el 54% de su energía proveniente de la fisión nuclear. Mientras tanto Alemania ha detenido 30 de sus reactores para quedarse únicamente con 6 en operación actualmente, que equivalen al 10% de su demanda energética.

Utilizando el foro de la COP26, Alemania presentó una declaración en contra de que Europa considere a la energía atómica como “energía verde”, lo que ha enfrentado como era de esperarse a los países europeos. Pero la historia no empieza en Glasgow sino en que Bruselas está estudiando incluir en esa misma clasificación al gas natural, que es un combustible fósil que emite menos gases invernadero que el petróleo o el carbón, pero evidentemente más que la energía nuclear: Alemania quiere que entre el gas natural pero no la energía nuclear, y Francia viceversa.

¿Por qué actúa Alemania en contra de la tendencia mundial? Bueno, recordemos que la energía siempre es geopolítica, y recientemente entró en operación el nuevo gasoducto Nord Stream 2 con el que Alemania obtendrá de Rusia todo el gas natural necesario para cubrir su demanda energética y con el que pretende también cubrir la de gran parte de Europa, para lo que necesita que dicho combustible sea declarado “energía verde” y no la energía nuclear; con los elevadísimos réditos que esto le traería al país germano al quitarle a los galos el primer lugar mundial como exportadores de electricidad.

Pero para que eso suceda hay que convencer a la población europea, por lo que sirviéndose de la manipulación ambientalista tan en boga últimamente, el Gobierno Alemán utiliza a su fact-checker oficial DW verifica para “informar” que la energía nuclear es altamente contaminante, utilizando el grandioso argumento de que la energía nuclear no solamente deja una huella de carbono por la extracción de uranio y la construcción de las centrales, sino también por su desmantelamiento…

Así que yo le recomiendo estimado lector, que la próxima vez que le hablen de “energías verdes” no piense en cambio climático, mejor piense en economía.


Twitter: MarinievesGM @gm_marinieves