/ jueves 20 de enero de 2022

Echeverría imágenes ocultas

Diciembre de 1972. El presidente chileno Salvador Allende está de visita en México a invitación expresa de su colega Luis Echeverría Álvarez. Más allá de los protocolos y discursos, hubo un evento que menos de un año después fue borrado del registro de aquel viaje. Durante una ceremonia militar en el Campo Marte el secretario de la Defensa Nacional, el general Hermenegildo Cuenca Díaz ofreció una recepción al ministro de Defensa chileno Augusto Pinochet, quien acompañaba al mandatario socialista en tierras mexicanas.

En esa ceremonia Pinochet fue condecorado con la orden del Águila Azteca por el general Cuenca Díaz. Las fotos de ese evento fueron retiradas de la galería de visitantes distinguidos en septiembre de 1973, después de que Pinochet encabezó el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende. Dos oficiales del Ejército mexicano que en aquel año estaban asignados en inteligencia militar, la sección segunda del Estado Mayor de la Defensa, aseguran por separado que esas imágenes quedaron prohibidas por el general Cuenca. Nadie las volvió a ver y pocos supieron del momento en que, con el visto bueno de Echeverría, se condecoró a un golpista.

La segunda mitad del sexenio de Echeverría fue prolífico en rumores, desinformación y propaganda golpista. ¿Cuánto de ello lo propició el presidente? No hay forma de saberlo pero sí de tener una idea de la sustancia de los mensajes. Los documentos con los anónimos se encuentran en los fondos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS), depositados en el Archivo General de la Nación. Uno de ellos habla de una huelga de soldados fusileros paracaidistas inconformes con la retención de sus salarios, descuentos por préstamos obligatorios y los abusos de mandos superiores. La protesta fue vista casi como una asonada, y de inmediato fue desarticulada.

Meses después del asesinato a manos de la guerrilla Comunista 23 de septiembre del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, la prensa en Monterrey publicó desplegados llamando a las fuerzas armadas a inconformarse con Echeverría. Los mensajes llamaban la atención porque algunos aparecían sin firma y en otros se aludía a organizaciones sociales y empresariales de las que no había registro.

En 1976 pocos dudaban que el funcionario favorito de su gabinete era el secretario de la Defensa, antiguo senador del PRI, a quien conoció al iniciar su carrera en Gobernación en el sexenio de Miguel Alemán. El general Cuenca fue el artífice de la guerra sucia en Guerrero donde el Ejército arrasó poblaciones enteras y dejó una estela de centenares de desaparecidos en la campaña contra la guerrilla. Su recompensa fue la candidatura del PRI a la gubernatura de Baja California.

El secreto mejor guardado de la época es el expediente psiquiátrico del general Cuenca que armaron un grupo de médicos militares inconformes con los abusos de Echeverría y su secretario de Defensa. Delirios, esquizofrenia, demencia senil, de todo acusaban al viejo militar. Cuenca falleció en campaña por la gubernatura de Baja California, los rumores de un posible envenenamiento circularon entre militares en aquella época. Y el pasado lunes Echeverría cumplió 100 años.

@velediaz424

Diciembre de 1972. El presidente chileno Salvador Allende está de visita en México a invitación expresa de su colega Luis Echeverría Álvarez. Más allá de los protocolos y discursos, hubo un evento que menos de un año después fue borrado del registro de aquel viaje. Durante una ceremonia militar en el Campo Marte el secretario de la Defensa Nacional, el general Hermenegildo Cuenca Díaz ofreció una recepción al ministro de Defensa chileno Augusto Pinochet, quien acompañaba al mandatario socialista en tierras mexicanas.

En esa ceremonia Pinochet fue condecorado con la orden del Águila Azteca por el general Cuenca Díaz. Las fotos de ese evento fueron retiradas de la galería de visitantes distinguidos en septiembre de 1973, después de que Pinochet encabezó el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende. Dos oficiales del Ejército mexicano que en aquel año estaban asignados en inteligencia militar, la sección segunda del Estado Mayor de la Defensa, aseguran por separado que esas imágenes quedaron prohibidas por el general Cuenca. Nadie las volvió a ver y pocos supieron del momento en que, con el visto bueno de Echeverría, se condecoró a un golpista.

La segunda mitad del sexenio de Echeverría fue prolífico en rumores, desinformación y propaganda golpista. ¿Cuánto de ello lo propició el presidente? No hay forma de saberlo pero sí de tener una idea de la sustancia de los mensajes. Los documentos con los anónimos se encuentran en los fondos de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS), depositados en el Archivo General de la Nación. Uno de ellos habla de una huelga de soldados fusileros paracaidistas inconformes con la retención de sus salarios, descuentos por préstamos obligatorios y los abusos de mandos superiores. La protesta fue vista casi como una asonada, y de inmediato fue desarticulada.

Meses después del asesinato a manos de la guerrilla Comunista 23 de septiembre del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada, la prensa en Monterrey publicó desplegados llamando a las fuerzas armadas a inconformarse con Echeverría. Los mensajes llamaban la atención porque algunos aparecían sin firma y en otros se aludía a organizaciones sociales y empresariales de las que no había registro.

En 1976 pocos dudaban que el funcionario favorito de su gabinete era el secretario de la Defensa, antiguo senador del PRI, a quien conoció al iniciar su carrera en Gobernación en el sexenio de Miguel Alemán. El general Cuenca fue el artífice de la guerra sucia en Guerrero donde el Ejército arrasó poblaciones enteras y dejó una estela de centenares de desaparecidos en la campaña contra la guerrilla. Su recompensa fue la candidatura del PRI a la gubernatura de Baja California.

El secreto mejor guardado de la época es el expediente psiquiátrico del general Cuenca que armaron un grupo de médicos militares inconformes con los abusos de Echeverría y su secretario de Defensa. Delirios, esquizofrenia, demencia senil, de todo acusaban al viejo militar. Cuenca falleció en campaña por la gubernatura de Baja California, los rumores de un posible envenenamiento circularon entre militares en aquella época. Y el pasado lunes Echeverría cumplió 100 años.

@velediaz424