“Nos encontramos en una coyuntura crítica de la pandemia, particularmente en el hemisferio norte. Los próximos meses van a ser muy duros y algunos países van por un camino peligros”, declaró el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Secretaría de Salud informó que la semana epidemiológica 41 cerró con un nivel de positividad de 42%, lo que significó un incremento de 2 puntos porcentuales respecto a la semana anterior; en tanto, la Ciudad de México mantiene el semáforo naranja con alerta, debido al incremento en número de casos y ocupación hospitalaria en la última semana y media.
El ex Secretario de Salud, Salomón Chertorivski aclaró que este incremento no es un rebrote, porque desde el primer caso registrado el 28 de febrero, la pandemia nunca se ha logrado controlar y, si bien, a finales de julio y principios de agosto disminuyó la tasa de crecimiento, esta nunca fue menor a los 3 mil o 4 mil nuevos casos al día, aun con el subregistro de datos.
A pesar de que los pronósticos no son alentadores, la población empieza a relajar las medidas de protección, ya sea por necesidad económica, hartazgo, incredulidad, desconfianza o confusión.
Lo cierto es que a siete meses, las autoridades sanitarias encargadas de la gestión de la pandemia no han podido establecer medidas efectivas de contención ni canales de comunicación para transmitir mensajes claros y convincentes.
El discurso oficial cayó en el desgaste y continúa estancado en el ocioso debate sobre el uso de cubrebocas y la defensa “del manejo exitoso de la pandemia”, pese a que la realidad demuestre lo contrario.
Las autoridades se desmienten entre ellas mismas y se exhiben en penosas comparecencias, donde priva el falso autoelogio, la superflua toma de “selfis” y el aplauso frenético de legisladoras y legisladores afines, que nos hace recordar aquellas imágenes de alocadas adolescentes a punto del desmayo en conciertos sesenteros de los Beatles.
En este escenario desalentador, AstraZeneca-Oxford informó la reanudación de los estudios clínicos para la vacuna AZD1222 contra el coronavirus, luego que la FDA de Estados Unidos y los órganos reguladores de Reino Unido, Brasil, Sudáfrica y Japón, confirmaron que era seguro hacerlo.