/ viernes 26 de junio de 2020

De los terregales de Ecatepec, al polvo del Sahara

Cuando era solo un niño, mi papá nos llevó a vivir a un terreno que había comprado con mucho esfuerzo en Ecatepec, Estado de México, entonces eran tierras de cultivo, barrancas y campos de tierra grandísimos, tan grandes que podíamos ver la Torre Latinoamericana y los camiones pasar por la carretera internacional, todo un cuadro bucólico bajo un cielo azul, de nubles blanca y un sol hermoso, hasta que llegaban las tolvaneras.

De lejos mirábamos cómo se veía la nube amarilla, y las mamás corrían gritando que metiéramos la ropa tendida al sol, las gallinas y cerráramos puertas y ventanas.

Por supuesto que cerrar todo no era garantía de seguridad, las casa eran de palitos y láminas negras, de esas de cartón y chapopote, que no pocas veces terminaron muy lejos y había que ir a buscarlas, así como entregar ropa que alguien hubiera dejado tendida y había quedo enredada por ahí.

Si alguien quedaba a medio camino, por azares del destino terminaba todo empanizado y con tierra hasta donde no le daba el sol, claro los de adentro también, pero menos.

Con el paso de los años todos esos terrenos fueron invadidos por fraccionadores o paracaidistas, hasta que no cupo ni un alfiler, las tolvaneras no terminaron, aún hay, pero ya no son tan grandes.

Esto es lo que me hace recordar ese polvo del Sahara, que llega cada año, aunque esta vez le ponemos más atención, en un intento por aminorar el golpe que significa tener ya más de 25 mil muertos por Covid-19.

Del polvo del Sahara sabemos que viene del desierto de África, que ha viajado miles de kilómetros y que ya entró a México por el Caribe, afectando comunidades y playas de Campeche, Tabasco y Quintana Roo.

Otros lugares de la zona que afecta esta nube de polvo africano, es Cuba y Miami, según un envío de AFP que afirma: la secretaría de Salud de Quintana Roo recomendó el uso de mascarillas o pañuelos húmedos para cubrir nariz y boca, principalmente a las personas con enfermedades respiratorias crónicas, adultos mayores, niños y mujeres embarazadas.

Por otro lado, se dice que este polvo es bueno para el sargazo, no porque nos ayude a terminarlo, más bien lo nutre con sus compuestos de hierro y fósforo.

Esta vez, dijo Fabián Vázquez, del Servicio Meteorológico Nacional: Se trata de una nube de polvo bastante densa.
No sé, si el polvo proveniente del Sahara será como las tolvaneras del viejo Ecatepec, aunque si con la capacidad de tapar el Sol como entonces.

Sígueme en twitter @Antoniodemarcel
Escríbeme a antonio.marcelo@oem.com.mx


Cuando era solo un niño, mi papá nos llevó a vivir a un terreno que había comprado con mucho esfuerzo en Ecatepec, Estado de México, entonces eran tierras de cultivo, barrancas y campos de tierra grandísimos, tan grandes que podíamos ver la Torre Latinoamericana y los camiones pasar por la carretera internacional, todo un cuadro bucólico bajo un cielo azul, de nubles blanca y un sol hermoso, hasta que llegaban las tolvaneras.

De lejos mirábamos cómo se veía la nube amarilla, y las mamás corrían gritando que metiéramos la ropa tendida al sol, las gallinas y cerráramos puertas y ventanas.

Por supuesto que cerrar todo no era garantía de seguridad, las casa eran de palitos y láminas negras, de esas de cartón y chapopote, que no pocas veces terminaron muy lejos y había que ir a buscarlas, así como entregar ropa que alguien hubiera dejado tendida y había quedo enredada por ahí.

Si alguien quedaba a medio camino, por azares del destino terminaba todo empanizado y con tierra hasta donde no le daba el sol, claro los de adentro también, pero menos.

Con el paso de los años todos esos terrenos fueron invadidos por fraccionadores o paracaidistas, hasta que no cupo ni un alfiler, las tolvaneras no terminaron, aún hay, pero ya no son tan grandes.

Esto es lo que me hace recordar ese polvo del Sahara, que llega cada año, aunque esta vez le ponemos más atención, en un intento por aminorar el golpe que significa tener ya más de 25 mil muertos por Covid-19.

Del polvo del Sahara sabemos que viene del desierto de África, que ha viajado miles de kilómetros y que ya entró a México por el Caribe, afectando comunidades y playas de Campeche, Tabasco y Quintana Roo.

Otros lugares de la zona que afecta esta nube de polvo africano, es Cuba y Miami, según un envío de AFP que afirma: la secretaría de Salud de Quintana Roo recomendó el uso de mascarillas o pañuelos húmedos para cubrir nariz y boca, principalmente a las personas con enfermedades respiratorias crónicas, adultos mayores, niños y mujeres embarazadas.

Por otro lado, se dice que este polvo es bueno para el sargazo, no porque nos ayude a terminarlo, más bien lo nutre con sus compuestos de hierro y fósforo.

Esta vez, dijo Fabián Vázquez, del Servicio Meteorológico Nacional: Se trata de una nube de polvo bastante densa.
No sé, si el polvo proveniente del Sahara será como las tolvaneras del viejo Ecatepec, aunque si con la capacidad de tapar el Sol como entonces.

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