/ martes 23 de junio de 2020

CRIMEN ORGANIZADO IMPARABLE

A dieciocho meses del gobierno del presidente Andrés Manuela López Obrador los mexicanos vivimos en la incertidumbre política, económica, jurídica y de seguridad como nunca antes en la historia de nuestro querido México. Mientras millones de mexicanos sin empleo y en pobreza extrema buscan el pan de cada día, lastimosamente el crimen organizado y no organizado se muestra imparable, aumentan su presencia en muchas ciudades del país, a plena luz del día ejércitos completos de hombres armados, con alta tecnología y entrenamiento paramilitar para una guerra, se hacen presentes en diversos Estados de la República sin que nadie diga nada.

Ni el aumento progresivo de casos de infectados por covid-19 en toda la nación los ha parado, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), el Ejército, la Marina y la Fiscalía General. Las cifras hablan por sí solas. En la semana del 23 al 29 de febrero, justo cuando se registró el primer caso de coronavirus en el país, se contabilizaron 543 asesinatos. Unos 77 homicidios por día. Un mes después, del 23 al 29 de marzo, el número se elevó a 646 casos. El pasado sábado 28 de marzo se superaron incluso los 100 homicidios. Esto refleja que si bien las calles han quedado más silenciosas por la covid-19 no se han vuelto más seguras y la violencia sigue superando cifras récords.

La respuesta a esta alza de la violencia en un país acostumbrado a altas cuotas de criminalidad, es claro para los expertos: el crimen organizado no entiende lo de quedarse en casa. "El crimen organizado no se va a detener por la sana distancia y, de hecho, podemos esperar un incremento de algunos delitos", explicó el profesor e investigador en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Juan Carlos Montero. Desde hace algunas décadas en América Latina y de manera particular en México el crimen organizado ha experimentado un crecimiento exponencial que lo ha llevado a tener una presencia muy significativa en la vida económica, política, social y hasta cultural en la región.

Lamentablemente la imperante y creciente corrupción, así como la impunidad en México a lo largo de su historia, han alcanzado niveles exageradamente elevados debilitando aún más el tejido social e institucional del país. Sume usted distinguido lector la falta de una estrategia técnica y táctica del Gobierno Federal para hacerles frente.

A dieciocho meses del gobierno del presidente Andrés Manuela López Obrador los mexicanos vivimos en la incertidumbre política, económica, jurídica y de seguridad como nunca antes en la historia de nuestro querido México. Mientras millones de mexicanos sin empleo y en pobreza extrema buscan el pan de cada día, lastimosamente el crimen organizado y no organizado se muestra imparable, aumentan su presencia en muchas ciudades del país, a plena luz del día ejércitos completos de hombres armados, con alta tecnología y entrenamiento paramilitar para una guerra, se hacen presentes en diversos Estados de la República sin que nadie diga nada.

Ni el aumento progresivo de casos de infectados por covid-19 en toda la nación los ha parado, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), el Ejército, la Marina y la Fiscalía General. Las cifras hablan por sí solas. En la semana del 23 al 29 de febrero, justo cuando se registró el primer caso de coronavirus en el país, se contabilizaron 543 asesinatos. Unos 77 homicidios por día. Un mes después, del 23 al 29 de marzo, el número se elevó a 646 casos. El pasado sábado 28 de marzo se superaron incluso los 100 homicidios. Esto refleja que si bien las calles han quedado más silenciosas por la covid-19 no se han vuelto más seguras y la violencia sigue superando cifras récords.

La respuesta a esta alza de la violencia en un país acostumbrado a altas cuotas de criminalidad, es claro para los expertos: el crimen organizado no entiende lo de quedarse en casa. "El crimen organizado no se va a detener por la sana distancia y, de hecho, podemos esperar un incremento de algunos delitos", explicó el profesor e investigador en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Juan Carlos Montero. Desde hace algunas décadas en América Latina y de manera particular en México el crimen organizado ha experimentado un crecimiento exponencial que lo ha llevado a tener una presencia muy significativa en la vida económica, política, social y hasta cultural en la región.

Lamentablemente la imperante y creciente corrupción, así como la impunidad en México a lo largo de su historia, han alcanzado niveles exageradamente elevados debilitando aún más el tejido social e institucional del país. Sume usted distinguido lector la falta de una estrategia técnica y táctica del Gobierno Federal para hacerles frente.