/ viernes 13 de diciembre de 2019

Celos que matan

México.- ¿Hasta dónde puede llegar un ser humano cuando se deja llevar por sus pulsiones? No hay límites, así lo demuestra el acto cometido por un bailarín que, cegado por los celos, no solo acabó con la vida de su ex esposa, sino que en esta vorágine de sentimientos intentó matarse, para luego entregarse.

Otro caso es el hombre que además de envenenar a sus hijos, la mató a ella y luego se suicidó.

Son dos casos que muestra al ser humano en su más cruda expresión, y que se convierten en otro foco rojo para poner mucha atención en aquellas mujeres que acuden a la autoridad, amigos o familiares, para denunciar que viven violencia al interior del hogar.

Es casi siempre el primer sitio donde comienza el infierno, y pocas veces tiene la atención necesaria, porque cree la autoridad que ella siempre volverá a esa relación, a veces enfermiza.

Mentira más grande, muchas veces no dejan el hogar porque no tienen, o creen no tener otro lugar a donde ir, a veces no desean escuchar las críticas o no tienen confianza en la justicia y éste es el resultado.

En el caso de la maestra de danza de la Universidad mexiquense, ella ya había denunciado violencia, había dejado el hogar e intentaba marcar un límite. Pero él no estaba dispuesto a respetarlo, le llamó supuestamente para pasar por ella y sus hijas, pero ella se negó, luego la vio en la fiesta de cultura mexiquense acompañada y los celos le invadieron.

Cuando la encontró en el teatro discutieron, ella amenazó con gritar y simplemente calló su voz con una bufanda enredada al cuello. Él intentó quitarse la vida, pero no tuvo el valor suficiente y al final fue aprehendido, aunque asegura que se entregó.

En el otro caso, el hombre secuestró a sus hijas por casi una semana en Naucalpan, cuando ella le llamó para suplicar le devolviera a las niñas, pareció que habría un arreglo. Así logró atraerla a casa.

Pero sólo era una trampa, este hombre pidió ser de nuevo una familia y ante la negativa mató a la mujer, además que envenenó a las dos hijas y él se quitó la vida con una sierra. En ambos casos el límite fue la muerte.

Sígueme en twitter @Antoniodemarcel

En el correo antonio.marcelo@oem.com.mx

México.- ¿Hasta dónde puede llegar un ser humano cuando se deja llevar por sus pulsiones? No hay límites, así lo demuestra el acto cometido por un bailarín que, cegado por los celos, no solo acabó con la vida de su ex esposa, sino que en esta vorágine de sentimientos intentó matarse, para luego entregarse.

Otro caso es el hombre que además de envenenar a sus hijos, la mató a ella y luego se suicidó.

Son dos casos que muestra al ser humano en su más cruda expresión, y que se convierten en otro foco rojo para poner mucha atención en aquellas mujeres que acuden a la autoridad, amigos o familiares, para denunciar que viven violencia al interior del hogar.

Es casi siempre el primer sitio donde comienza el infierno, y pocas veces tiene la atención necesaria, porque cree la autoridad que ella siempre volverá a esa relación, a veces enfermiza.

Mentira más grande, muchas veces no dejan el hogar porque no tienen, o creen no tener otro lugar a donde ir, a veces no desean escuchar las críticas o no tienen confianza en la justicia y éste es el resultado.

En el caso de la maestra de danza de la Universidad mexiquense, ella ya había denunciado violencia, había dejado el hogar e intentaba marcar un límite. Pero él no estaba dispuesto a respetarlo, le llamó supuestamente para pasar por ella y sus hijas, pero ella se negó, luego la vio en la fiesta de cultura mexiquense acompañada y los celos le invadieron.

Cuando la encontró en el teatro discutieron, ella amenazó con gritar y simplemente calló su voz con una bufanda enredada al cuello. Él intentó quitarse la vida, pero no tuvo el valor suficiente y al final fue aprehendido, aunque asegura que se entregó.

En el otro caso, el hombre secuestró a sus hijas por casi una semana en Naucalpan, cuando ella le llamó para suplicar le devolviera a las niñas, pareció que habría un arreglo. Así logró atraerla a casa.

Pero sólo era una trampa, este hombre pidió ser de nuevo una familia y ante la negativa mató a la mujer, además que envenenó a las dos hijas y él se quitó la vida con una sierra. En ambos casos el límite fue la muerte.

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