/ martes 14 de junio de 2022

Autoritarismo y dictaduras, peligro para AL

Nicaragua, Venezuela y Cuba son países que pasaron de un sistema “democrático” a la imposición de sistemas comunistas, sin importarles la legitimidad de sus regímenes políticos, usando la violencia, la represión y la censura, atacando la libertad de prensa y promoviendo el encono para anteponer el poder por el poder. Es decir, el autoritarismo y dictaduras instauradas en América Latina se volvieron un peligro, no solo por sus retrogradas conceptos de gobierno; donde persiguen, desaparecen o encarcelan a sus opositores, sino porque aprovechando el hartazgo social; por las malas economías, la corrupción e impunidad en esas naciones, sometieron a la población, suspendieron garantías Constitucionales y asesinaron a miles de personas, simplemente por no estar de acuerdo con su forma de pensar.

En el documento “El pensamiento de Francisco Suárez” (1978) sobre el autoritarismo en América Latina se afirma que “la tiranía es frecuentemente una apropiación ilegal e ilegítima del poder, es decir, un acto de usurpación –aunque también, como Aristóteles, reconoce que una monarquía puede degenerar en tiranía–. El poder del tirano nunca está basado en sus méritos o en el consentimiento del pueblo. Como en el caso de Giges de Lidia, tan maravillosamente narrado por Heródoto, el tirano les debe su poder a obscuras intrigas o a un acto de violencia. Y aun cuando haya recibido el poder legítimamente, si el mandatario ejerce la violencia en función de su propio interés, placer y vicios, se convierte en un tirano, entonces, no sólo se concentra en el origen ilegítimo de la tiranía, sino también la entiende como un gobierno monárquico ilegal, basado en la violencia, el secreto y la intriga.

Las dictaduras y su autoritarismo es el ejercicio sin control del poder absoluto y soberano, un tipo de gobierno donde todos los poderes del estado se centran en un solo individuo; quien puede ser representante de algún partido y someter al Congreso para ejecutar las leyes a su antojo sin ningún tipo de limitación. Es pues, un régimen totalmente opuesto a la democracia. Tanto el aspecto judicial, ejecutivo y legislativo entran en concordancia con los ideales dictatoriales; trabajan en pro de una misma causa, siendo apoyados generalmente por las fuerzas militares del estado.

Las consecuencias del autoritarismo y las dictaduras vividas en América Latinas son irreversibles, fuga de capitales, pobreza extrema, nula seguridad legal, económica y social, se detiene la industrialización del país, perdida de los derechos humanos, incremento de crimen organizado, terrorismo, desapariciones y miles de muertes, abuso de poder, aumento de la deuda pública, moneda débil e incremento en costos de servicios y canasta básica. Así o más claro…


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Nicaragua, Venezuela y Cuba son países que pasaron de un sistema “democrático” a la imposición de sistemas comunistas, sin importarles la legitimidad de sus regímenes políticos, usando la violencia, la represión y la censura, atacando la libertad de prensa y promoviendo el encono para anteponer el poder por el poder. Es decir, el autoritarismo y dictaduras instauradas en América Latina se volvieron un peligro, no solo por sus retrogradas conceptos de gobierno; donde persiguen, desaparecen o encarcelan a sus opositores, sino porque aprovechando el hartazgo social; por las malas economías, la corrupción e impunidad en esas naciones, sometieron a la población, suspendieron garantías Constitucionales y asesinaron a miles de personas, simplemente por no estar de acuerdo con su forma de pensar.

En el documento “El pensamiento de Francisco Suárez” (1978) sobre el autoritarismo en América Latina se afirma que “la tiranía es frecuentemente una apropiación ilegal e ilegítima del poder, es decir, un acto de usurpación –aunque también, como Aristóteles, reconoce que una monarquía puede degenerar en tiranía–. El poder del tirano nunca está basado en sus méritos o en el consentimiento del pueblo. Como en el caso de Giges de Lidia, tan maravillosamente narrado por Heródoto, el tirano les debe su poder a obscuras intrigas o a un acto de violencia. Y aun cuando haya recibido el poder legítimamente, si el mandatario ejerce la violencia en función de su propio interés, placer y vicios, se convierte en un tirano, entonces, no sólo se concentra en el origen ilegítimo de la tiranía, sino también la entiende como un gobierno monárquico ilegal, basado en la violencia, el secreto y la intriga.

Las dictaduras y su autoritarismo es el ejercicio sin control del poder absoluto y soberano, un tipo de gobierno donde todos los poderes del estado se centran en un solo individuo; quien puede ser representante de algún partido y someter al Congreso para ejecutar las leyes a su antojo sin ningún tipo de limitación. Es pues, un régimen totalmente opuesto a la democracia. Tanto el aspecto judicial, ejecutivo y legislativo entran en concordancia con los ideales dictatoriales; trabajan en pro de una misma causa, siendo apoyados generalmente por las fuerzas militares del estado.

Las consecuencias del autoritarismo y las dictaduras vividas en América Latinas son irreversibles, fuga de capitales, pobreza extrema, nula seguridad legal, económica y social, se detiene la industrialización del país, perdida de los derechos humanos, incremento de crimen organizado, terrorismo, desapariciones y miles de muertes, abuso de poder, aumento de la deuda pública, moneda débil e incremento en costos de servicios y canasta básica. Así o más claro…


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