/ domingo 21 de noviembre de 2021

Apoyar capacidad emprendedora de los jóvenes

En el año 2019 en México había 9.4 millones de jóvenes ocupados con un ingreso que resultaba insuficiente para cubrir el costo de la canasta básica para más de dos personas. Otros 9 millones no contaban con seguridad social y 7.5 millones tenían un empleo asalariado, pero no tenían un contrato estable, excluyendo en cierto sentido a todos ellos de contar con certidumbre económica que les permitiera vislumbrar un mejor futuro.

La pandemia obligó a que más de 440 mil jóvenes de entre 15 a 29 años de edad perdieran su empleo, agravando la vulnerabilidad laboral a la que se venían enfrentando y que orilló a miles de ellos aceptar precarias condiciones laborales, con un pequeño ingreso para apoyar, por lo menos con algo, a sus familias.

Para revertir esta situación, se debe apostar a que los jóvenes reciban una educación en sectores estratégicos que les permita obtener mayores índices de inserción laboral. Orientarlos hacia las profesiones más demandadas por el mercado y poder obtener una retribución más alta por su trabajo.

Resulta necesario brindarles la posibilidad de contar con experiencias de aprendizaje en los centros de trabajo y con una comprensión temprana de las necesidades de las empresas. Ello permite a los estudiantes prepararse mucho mejor para el mercado laboral.

Lo anterior, considerando que el futuro del empleo se dirige a quienes cuentan con la capacidad aplicar nuevas habilidades, que cumplan con los requerimientos de nuevos sistemas productivos y especialmente para los puestos de trabajo vinculados a entornos digitales.

En otra situación están los jóvenes emprendedores, quienes además de desarrollar ideas para abrir un nuevo negocio, son entes creativos, proactivos e innovadores.

En México, el 53.6% de la población entre 18 y 64 años percibe buenas oportunidades para iniciar un negocio, el 58.5% considera que tiene las habilidades para llevarla a cabo, sin embargo, 31.6% señala que el miedo al fracaso le impide realizarlo. Si sus empresas triunfan, generan riqueza, crean empleos y, por tanto, mejores condiciones de vida para miles de personas.

El emprendimiento promueve el crecimiento económico al introducir innovaciones y crear competencia en los mercados.

La capacidad emprendedora debe ser promovida mediante incentivos fiscales, financiamiento gubernamental flexible, diseño de programas de educación empresarial, disminución de barreras legales para ingresar al mercado como permisos, licencias, seguros, entre otros rubros.


Se debe apostar a la creación de un sistema nacional de registro de jóvenes emprendedores para establecer redes de negocios y retroalimentación de aprendizajes y mejorar la calidad de la educación para inculcar desde la infancia, enseñanzas sobre los beneficios de la libertad financiera, las ventajas de la creatividad y la innovación.

Twitter: @EFGANCIRA

En el año 2019 en México había 9.4 millones de jóvenes ocupados con un ingreso que resultaba insuficiente para cubrir el costo de la canasta básica para más de dos personas. Otros 9 millones no contaban con seguridad social y 7.5 millones tenían un empleo asalariado, pero no tenían un contrato estable, excluyendo en cierto sentido a todos ellos de contar con certidumbre económica que les permitiera vislumbrar un mejor futuro.

La pandemia obligó a que más de 440 mil jóvenes de entre 15 a 29 años de edad perdieran su empleo, agravando la vulnerabilidad laboral a la que se venían enfrentando y que orilló a miles de ellos aceptar precarias condiciones laborales, con un pequeño ingreso para apoyar, por lo menos con algo, a sus familias.

Para revertir esta situación, se debe apostar a que los jóvenes reciban una educación en sectores estratégicos que les permita obtener mayores índices de inserción laboral. Orientarlos hacia las profesiones más demandadas por el mercado y poder obtener una retribución más alta por su trabajo.

Resulta necesario brindarles la posibilidad de contar con experiencias de aprendizaje en los centros de trabajo y con una comprensión temprana de las necesidades de las empresas. Ello permite a los estudiantes prepararse mucho mejor para el mercado laboral.

Lo anterior, considerando que el futuro del empleo se dirige a quienes cuentan con la capacidad aplicar nuevas habilidades, que cumplan con los requerimientos de nuevos sistemas productivos y especialmente para los puestos de trabajo vinculados a entornos digitales.

En otra situación están los jóvenes emprendedores, quienes además de desarrollar ideas para abrir un nuevo negocio, son entes creativos, proactivos e innovadores.

En México, el 53.6% de la población entre 18 y 64 años percibe buenas oportunidades para iniciar un negocio, el 58.5% considera que tiene las habilidades para llevarla a cabo, sin embargo, 31.6% señala que el miedo al fracaso le impide realizarlo. Si sus empresas triunfan, generan riqueza, crean empleos y, por tanto, mejores condiciones de vida para miles de personas.

El emprendimiento promueve el crecimiento económico al introducir innovaciones y crear competencia en los mercados.

La capacidad emprendedora debe ser promovida mediante incentivos fiscales, financiamiento gubernamental flexible, diseño de programas de educación empresarial, disminución de barreras legales para ingresar al mercado como permisos, licencias, seguros, entre otros rubros.


Se debe apostar a la creación de un sistema nacional de registro de jóvenes emprendedores para establecer redes de negocios y retroalimentación de aprendizajes y mejorar la calidad de la educación para inculcar desde la infancia, enseñanzas sobre los beneficios de la libertad financiera, las ventajas de la creatividad y la innovación.

Twitter: @EFGANCIRA