Era el 5 de diciembre de 2018, cuatro días antes Andrés Manuel López Obrador había rendido protesta como Presidente.
Se trataba de la sesión del I Congreso de la Ciudad de México, en la ceremonia de protesta como jefa de gobierno de Claudia Sheinbaum.
Sin saber las razones César Yáñez, el hasta entonces eterno vocero de López Obrador, había sido ubicado en las corraletas del PRI.
Asa ocasión a este informador César le confió que la vitamina del político de Tabasco eran los saludos y el aplauso de la gente.
El pasado viernes el mandatario confirmó lo dicho por su colaborador y acompañante en sus recorridos por el país.
Un reportero le preguntó por qué no había ido a Tláhuac, ni a visitar a los deudos de los fallecidos, ni a los lesionados.
“Por que no es ese mi estilo. Eso tiene qué ver más con lo espectacular y lo que se hacía antes. No me gusta la hipocresía.
“Estoy solidarizándome con los familiares de las víctimas. Me duele mucho, pero esto no es de irse a tomar fotos. Eso ya también al carajo.
“Ese estilo demagógico, hipócrita, eso tiene que ver con el conservadurismo”, expresó el mandatario con el rostro adusto, incómodo por el cuestionamiento.
López Obrador triunfó en 2018 porque durante 13 años recorrió el país explotando el hartazgo ciudadano, lo que le generaba simpatías y aplausos al por mayor.
Es claro que no se presentó al sitio del desastre del Metro de la Línea 12, porque ahí no habría aplausos sino reclamos.
Ese es el temor. Tal vez por eso brigadas de Morena recorren las calles esparciendo que el accidente de la Línea 12 fue un atentado.
¿A quién buscan exonerar? ¿A Marcelo Ebrard? ¿A Mario Delgado? ¿A Morena? ¿Al Presidente? Es obvio que a Sheinbaum no.
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Twitter: @JoelSaucedo
