/ lunes 18 de octubre de 2021

AMLO: su método salinista

Que paradojas y contradicciones: tanto rencor expresado por el presidente Andrés Manuel López Obrador contra el ex primer mandatario Carlos Salinas y termina copiándole sus métodos antidemocráticos: la selección de candidatos desde la Presidencia, mediante encuestas, cuyos resultados siempre son sospechosos de estar truqueados, cuchareados.

La primera vez en la historia de México que se eligió candidato por encuesta fue en 1989, para la gubernatura de Baja California. Carlos Salinas ordenó Ulises Beltrán, encargado de los estudios de opinión de la Presidencia, que levantara un estudio demoscópico para decidir quién abanderaría al PRI.

Con esa encuesta Margarita Ortega fue designada candidata por el propio Salinas. Se lo comunicó a Luis Donaldo Colosio, entonces presidente del PRI, quien dos días después de la elección tuvo que reconocer la derrota.

A pesar de que el método no sirvió para ganar, Salinas ratificó a Colosio su voluntad de que las candidaturas del PRI fueran decididas por encuesta, para tener todo el control e imponer a sus candidatos, con el argumento supuestamente democrático de que se consultó a la opinión pública.

Así disfrazaba Salinas su dedazo: mostraba a Colosio los resultados de las encuestas que según él había levantado la Oficina de la Presidencia.

Casi 35 años después, López Obrador tomará una de las más importantes decisiones para la historia de su gobierno y del país con el método el que fue pionero Salinas: ya decidió que una encuesta definirá quién será el candidato de Morena a la Presidencia en 2024.

La llamada izquierda mexicana ya eligió una vez por encuesta a su candidato presidencial, con la gran diferencia de que no fue ordenada y avalada por el Presidente de la República en turno. Ocurrió en 2011, de entre López Obrador y Marcelo Ebrard. Sólo se informó que ganó el tabasqueño. Jamás hubo transparencia sobre el resultado y tampoco la certeza de que existiera tal encuesta.

Hoy, Claudia Sheinbaum está feliz con esa decisión de López Obrador, porque cree que el dedazo disfrazado de encuesta la va a ungir candidata en 2024. Ebrard dice que acepta lo que defina su partido, pero en el fondo le conviene más apoyar la postura del senador Ricardo Monreal, de que se haga una elección primaria o una convención de delegados.

Muy difícilmente AMLO cambiará su decisión. Lo veremos.

Que paradojas y contradicciones: tanto rencor expresado por el presidente Andrés Manuel López Obrador contra el ex primer mandatario Carlos Salinas y termina copiándole sus métodos antidemocráticos: la selección de candidatos desde la Presidencia, mediante encuestas, cuyos resultados siempre son sospechosos de estar truqueados, cuchareados.

La primera vez en la historia de México que se eligió candidato por encuesta fue en 1989, para la gubernatura de Baja California. Carlos Salinas ordenó Ulises Beltrán, encargado de los estudios de opinión de la Presidencia, que levantara un estudio demoscópico para decidir quién abanderaría al PRI.

Con esa encuesta Margarita Ortega fue designada candidata por el propio Salinas. Se lo comunicó a Luis Donaldo Colosio, entonces presidente del PRI, quien dos días después de la elección tuvo que reconocer la derrota.

A pesar de que el método no sirvió para ganar, Salinas ratificó a Colosio su voluntad de que las candidaturas del PRI fueran decididas por encuesta, para tener todo el control e imponer a sus candidatos, con el argumento supuestamente democrático de que se consultó a la opinión pública.

Así disfrazaba Salinas su dedazo: mostraba a Colosio los resultados de las encuestas que según él había levantado la Oficina de la Presidencia.

Casi 35 años después, López Obrador tomará una de las más importantes decisiones para la historia de su gobierno y del país con el método el que fue pionero Salinas: ya decidió que una encuesta definirá quién será el candidato de Morena a la Presidencia en 2024.

La llamada izquierda mexicana ya eligió una vez por encuesta a su candidato presidencial, con la gran diferencia de que no fue ordenada y avalada por el Presidente de la República en turno. Ocurrió en 2011, de entre López Obrador y Marcelo Ebrard. Sólo se informó que ganó el tabasqueño. Jamás hubo transparencia sobre el resultado y tampoco la certeza de que existiera tal encuesta.

Hoy, Claudia Sheinbaum está feliz con esa decisión de López Obrador, porque cree que el dedazo disfrazado de encuesta la va a ungir candidata en 2024. Ebrard dice que acepta lo que defina su partido, pero en el fondo le conviene más apoyar la postura del senador Ricardo Monreal, de que se haga una elección primaria o una convención de delegados.

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