Sin lugar a dudas amigo lector que el atentado que sufrió la mañana del pasado viernes el Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch por parte de presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación, deja en evidencia la vulnerabilidad que existe en las corporaciones policíacas, en esta caso de la Ciudad de México, ante organizaciones criminales como este cártel que con acciones como estas demuestran su poderío y dejan en evidencia a la policía y al mismo gobierno.
No es posible que integrantes de un grupo criminal hayan actuado de esa manera y que por sus pantalones o porque se les antojo hayan decidido asesinar a un alto jefe policíaco y que nadie haya hecho nada por evitarlo y los hayan dejado actuar con toda impunidad, como “Juan por su casa”, tal vez pudiera ser porque son detenidos y luego para evitar enfrentamientos los dejan ir, aunque ellos actúan con violencia extrema.
El mismo Secretario de Seguridad Federal, Alfonso Durazo dio a conocer que desde hace una semana, presuntos integrantes del crimen organizado amenazaron con que iban a atentar contra la vida de varios Funcionarios federales, entre los que figuraba Omar García Harfuch y el mismo Alfonso Durazo que es el encargado de la seguridad en el país, no hizo nada por evitarlo y ni siquiera organizó alguna estrategia de seguridad o realizó algún trabajo de investigación e inteligencia para identificar a este grupo criminal y detener a todos sus integrantes antes de que actuaran.
Seguramente, con lo que sucedió con el Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo ahora si va tomar cartas en el asunto, pues trascendió que entre las víctimas que fueron blanco de amenazas de muerte por parte de este grupo criminal, figuran el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, el de Hacienda y el mismo Durazo.
Lo que es un hecho es que con este atentado quedó en evidencia la política de seguridad de “besos y abrazos antes que balazos”que ha manifestado en repetidas ocasiones el Presidente López Obrador, quien por cierto fue severamente criticado por varios sectores de la sociedad, quienes lo calificaron de tibio y hasta cobarde, pues después de que se enteró del atentado que sufrió Omar García Harfuch, lo único que hizo fue salir a cámara para expresar que tal acción se debió a los resultados que ha dado la SSC de la Ciudad de México en el combate a la delincuencia para dar seguridad y tranquilidad a los ciudadanos, pero nunca se trasladó de la ciudad de Morelia donde se encontraba a la ciudad de México para reunirse con su gabinete de seguridad y organizar la estrategia a seguir para aclarar el atentado y detener a todos los responsables, como era su obligación.
Dejó a la deriva y sin control “El barco” y esto le fue muy criticado, pues con esta acción dejó en evidencia el vacío de poder que en la actualidad existe en nuestro país. Nos leemos el domingo. alvarovem@hotmail.com