/ martes 29 de octubre de 2019

A contra reloj para rescatar a la vaquita marina

Hace casi tres meses, el Secretariado de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), fijó como plazo el 1 de noviembre para que el Gobierno de México informe sobre nuevas medidas de vigilancia, con el fin de evitar la captura del pez Totoaba y la muerte de la vaquita marina en redes ilegales.

De no cumplir con estas medidas, nuestro país sería acreedor a sanciones comerciales como la prohibición para exportar algunos productos marinos y, por otra parte, México sería señalado a nivel internacional por grupos ambientalistas por la extinción de la vaquita marina.

La situación es preocupante, la falta de cuidado por parte de algunos pescadores y la basura que se arroja a los mares es un tema de alerta a nivel internacional, que ha puesto a la vaquita marina en peligro de extinción.

De acuerdo a monitoreos que han realizado especialistas, sobreviven apenas 19 ejemplares de la vaquita marina. A pesar de algunos esfuerzos que han realizado voluntarios para recoger toneladas de basura en 20 playas en Baja California y operativos por parte de las autoridades, continúa la amenaza.

El pasado 24 de este mes, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Secretaría de Marina (Semar), detectaron 35 embarcaciones menores pescando camarón dentro del Polígono de Protección de la Vaquita Marina, a las que les aseguró redes conocidas como "chinchorro de línea", algunas miden de 30 a 500 metros de largo.

Este tipo de redes provocan que otras especies marinas, incluida la vaquita, se enreden y sean capturadas de manera accidental, lo cual no ayuda a evitar su extinción.

Otra medida que ha realizado la Profepa fue la colocación de boyas que se ubican a lo largo de dos polígonos dentro del área de refugio de las vaquitas marinas. Uno es para su protección y el otro es de “cero tolerancia” para la pesca de 288 kilómetros cuadrados.

Las vaquitas marinas habitan en un área muy pequeña. Sin embargo, en esa zona se reporta altos niveles de captura ilegal del pez Totoaba. Y a pesar de los esfuerzos, se requiere una mayor vigilancia por parte de la autoridad.

Sería increíble, inconcebible que la vaquita marina se extinga. Todos como sociedad, gobiernos y organismos internacionales debemos de evitarlo. No puede suceder este tipo de casos en pleno siglo XXI.

Hace casi tres meses, el Secretariado de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), fijó como plazo el 1 de noviembre para que el Gobierno de México informe sobre nuevas medidas de vigilancia, con el fin de evitar la captura del pez Totoaba y la muerte de la vaquita marina en redes ilegales.

De no cumplir con estas medidas, nuestro país sería acreedor a sanciones comerciales como la prohibición para exportar algunos productos marinos y, por otra parte, México sería señalado a nivel internacional por grupos ambientalistas por la extinción de la vaquita marina.

La situación es preocupante, la falta de cuidado por parte de algunos pescadores y la basura que se arroja a los mares es un tema de alerta a nivel internacional, que ha puesto a la vaquita marina en peligro de extinción.

De acuerdo a monitoreos que han realizado especialistas, sobreviven apenas 19 ejemplares de la vaquita marina. A pesar de algunos esfuerzos que han realizado voluntarios para recoger toneladas de basura en 20 playas en Baja California y operativos por parte de las autoridades, continúa la amenaza.

El pasado 24 de este mes, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y de la Secretaría de Marina (Semar), detectaron 35 embarcaciones menores pescando camarón dentro del Polígono de Protección de la Vaquita Marina, a las que les aseguró redes conocidas como "chinchorro de línea", algunas miden de 30 a 500 metros de largo.

Este tipo de redes provocan que otras especies marinas, incluida la vaquita, se enreden y sean capturadas de manera accidental, lo cual no ayuda a evitar su extinción.

Otra medida que ha realizado la Profepa fue la colocación de boyas que se ubican a lo largo de dos polígonos dentro del área de refugio de las vaquitas marinas. Uno es para su protección y el otro es de “cero tolerancia” para la pesca de 288 kilómetros cuadrados.

Las vaquitas marinas habitan en un área muy pequeña. Sin embargo, en esa zona se reporta altos niveles de captura ilegal del pez Totoaba. Y a pesar de los esfuerzos, se requiere una mayor vigilancia por parte de la autoridad.

Sería increíble, inconcebible que la vaquita marina se extinga. Todos como sociedad, gobiernos y organismos internacionales debemos de evitarlo. No puede suceder este tipo de casos en pleno siglo XXI.